Cómo mejorar tu rendimiento físico y mental: las claves de las expertas
Nos exigimos mucho, demasiado. Tenemos que dar el máximo en el trabajo, estar en forma, cumplir con las mil citas de los niños, no olvidarnos de cualquier tarea doméstica más o menos rutinaria, saber escuchar, comprender y aconsejar, responder a las llamadas (no solo telefónicas) al primer tono, no pasarnos con el azúcar ni con el alcohol, tener detalles con la gente que queremos, organizar las vacaciones y escapadas, estar al día de la actualidad, darnos caprichos para no descuidarnos demasiado y, de vez en cuando, acordarnos de alimentar nuestro cupo intelectual asistiendo al teatro, cine, concierto, charla o abriendo por fin ese libro que mira con ojos tristes. ¿Agotador verdad? Pues esa es la realidad de la mayoría de nosotros y es normal sentirse agotado, pero también es normal cuestionarse las dinámicas que tomamos por habituales y que no nos hacen ningún favor. Siempre estamos a tiempo de redirigirnos.
“Cuando hablamos de éxito, pocas veces hablamos de salud. Cuando hablamos de liderazgo, casi nunca hablamos de energía. Y, sin embargo, en silencio, muchas personas que lideran, inspiran y sostienen proyectos brillantes sienten que algo no encaja, están cumpliendo expectativas externas, pero no saben cómo seguir sin agotarse”, comparte con nosotros Beatriz Crespo, doctora en Medicina y experta en alto rendimiento. Porque ella lo tiene claro, cuando hablamos de rendimiento no debemos referirnos a más, sino a rendirnos menos a lo que nos desconecta de nosotros mismos; elegirnos sin culpas, ni sacrificios extra, ni super esfuerzos que nos agotan física y mentalmente.
La buena noticia es que no necesitamos más tiempo, sí necesitamos otra forma de estar en nosotros. “Un buen rendimiento físico no se mide en logros deportivos, ni en pasos al día, se mide en cómo te sientes en tu cuerpo, si tienes energía para lo que importa, si descansas bien, si tu sistema responde con flexibilidad a lo que vives”, puntualiza Beatriz. Por su parte, el rendimiento mental va más allá de la productividad, es claridad, enfoque, paz y agilidad emocional. “Es poder sostener tu vida sin que te pese”, expresa Crespo.
Colocar al rendimiento en la dirección correcta será lo mismo que tener al bienestar como aliado: mejorará el sistema inmunológico, la capacidad creativa, la toma de decisiones, la belleza natural o la forma de relacionarnos. “Conseguir este estado de pleno rendimiento es lo que además nos da el poder que necesitamos para liderar a otros. En cambio, cuando forzamos la máquina durante demasiado tiempo sin parar, aparecen síntomas que muchas personas conocen: fatiga que no se va con descanso, problemas digestivos u hormonales, ansiedad silenciosa, insomnio intermitente, pérdida de deseo, sensación de estar en piloto automático…”, enumera la experta. Es entonces cuando perdemos foco, productividad y algo más importante que todo eso, el propósito que nos mueve.
Los grandes enemigos del rendimiento y cómo transformarlos
Hemos alcanzado todo lo que anhelábamos y no sentimos nada porque ya estamos pensando en lo siguiente. Ahí es cuando aflora, según Beatriz, el primer gran enemigo del rendimiento, la autoexigencia –mal entendida–, ese mandato de “puedo con todo” que muchos de nosotros hemos interiorizado y que a menudo se confunde con fortaleza. El segundo, la desconexión emocional, “estamos tan enfocados en lo que toca hacer, que perdemos de vista lo que realmente sentimos y necesitamos, por miedo a no ser escuchados, respetados o valorados”, manifiesta Crespo. En ese caso el resultado es simple, podremos liderar, pero nos habremos dejado de respetar.