El perfume unisex más especial que he probado: Rose 31 de Le Labo
Llevo un rato frente al ordenador pensando cómo describir el aroma al que dedico este texto. Es complicado, porque la primera palabra que viene a mi mente cuando pienso en su fragancia es misterio y el misterio, claro, es por definición difícil de explicar. Hablo del agua de perfume Rose 31 de Le Labo, la última incorporación a mi colección —en la que ha entrado por la puerta grande— que no he parado de usar desde entonces. Y es que ya no me apetece oler a ningún otro aroma, ni tampoco creo que vaya a encontrar fácilmente un sucesor a la altura. Porque lo cierto es que esta fragancia atrae, seduce, embriaga, y otros tantos verbos que vienen a decir lo mismo: que Rose 31 es el perfume perfecto si no quieres oler como nadie demás. Y si no me crees, solo tienes que probarlo (o seguir leyendo).
¿A qué huele Rose 31 de Le Labo?
A rosas. Pero no a las rosas que te imaginas; huele a una rosa más masculina, con más carácter, más intensa. A ni más ni menos que la rosa más cara y exclusiva del mundo de la perfumería. “El objetivo del perfume es claro: transformar la famosa rosa de Grasse, símbolo de voluptuosidad y feminidad absoluta, en una fragancia viril y decidida. El resultado es un modelo único en su género: la alternancia de la feminidad y la masculinidad de la rosa Centifolia, rápidamente retomada por un coro de notas cálidas, especiadas y amaderadas como el comino, el olíbano, el cedro y un toque de ámbar. En el fondo, la sensualidad declarada de la madera de Gaïac y del cistus realzada por notas claramente almizcladas, le dan a este perfume una desconcertante sensación de misterio”, detallan desde Le Labo. El resultado es un perfume seco y elegante, que no cae en el empalago habitual de las fragancias florales ni tampoco en el cliché de la rosa “romántica”.
¿Por qué Rose 31 es tan especial?
Como a estas alturas del texto ya habrás adivinado, Rose 31 es tan especial porque rompe con lo previsible. La mayoría de perfumes unisex tienden al terreno neutro o fresco, pero este apuesta fuerte desde el primer segundo y lo hace con un inicio especiado que puede desconcertar si estás esperando una rosa convencional. Luego, en cuanto se asienta sobre la piel, empieza el espectáculo: el comino le da un aire sensual, el cedro lo equilibra con madera seca, y el almizcle lo redondea todo. Puedes ponértelo un lunes en la oficina o un sábado por la noche, y lo mejor, no huele al perfume de nadie más porque evoluciona de forma diferente en cada piel. Además y por si fuese poco, cada frasco se formula y etiqueta a mano en el momento de compra, donde podrás personalizarlo para ti o para regalo con un margen de hasta 23 caracteres. En mi caso elegí la fecha del aniversario con mi pareja, y desde entonces compartimos perfume de cabecera.
¿Quién puede usar Rose 31?
Cualquiera. Fue concebido en un inicio como un perfume unisex pensado para quienes buscan un aroma floral sin caer en lo empolvado o lo excesivamente dulce. Eso sí, si buscas una fragancia fácil, lineal o “fresca para diario”, probablemente no sea para ti. Este es un aroma con narrativa, con matices que evolucionan a lo largo del día y que, como pasa con los libros buenos, se aprecian mejor con relecturas. No es un perfume que pase desapercibido, así que si no te gusta llamar la atención mejor reserva su uso para momentos especiales y, si eres de los que lleva un perfume como quien lleva una joya, Rose 31 será tu fragancia favorita.
Le Labo: la ‘marca que hueles en todas partes’, según The New York Times
Porque lo han hecho todo bien. Fundada en Nueva York en 2006, Le Labo destacó por traer el espíritu del slow beauty a la perfumería con su laboratorio artesanal, sus nombres numerados (Rose 31 tiene 31 ingredientes, y así sucesivamente en todas sus fragancias) y su enfoque sin género ni modas, que la convirtieron en una marca de culto mucho antes de que la fiebre por la perfumería nicho colapsara TikTok.
Y, si hablamos de aromas virales, debemos mencionar también otra fragancia icónica dentro de sus referencias: Santal 33. El perfume al que The New York Times dedicó un artículo bajo el título de ‘El perfume que hueles en todas partes es Santal 33’, y en el que se escribieron afirmaciones tan contundentes como ‘No eres nadie en Nueva York si no lo llevas’. “Imagina sentarte en soledad en las extensas y escarpadas llanuras del Oeste americano, con la luz del fuego en el rostro y un cielo nocturno azul índigo sobre ti. No hay nada alrededor, salvo el suave viento del desierto. Eres. Libre”, reza la ficha de producto de este clásico de la casa, que huele a cardamomo con notas de iris y violeta, maderas ahumadas y notas especiadas, a cuero y almizcladas. Otro acierto asegurado. Eso sí, yo Rose 31 ya no lo cambio por nada.