Estos zapatos ‘de padre’ estaban por todas partes en el norte de Italia
Iba preparada para ver un despliegue fashion en el Lago di Como. No era mi primera vez en la zona y sabía que este epicentro del lujo no me iba a decepcionar. Esperaba sorprenderme con sus boutiques y las vistas panorámicas a las impactantes mansiones que allí se encuentran desperdigadas, y fantaseaba también con encontrarme en uno de mis paseos a George y Amal Clooney (tristemente, esto último no sucedió). Lo que no me esperaba en absoluto era ver estos zapatos, a los que yo sigo considerando de padre, en los pies de la mayoría de sus visitantes, sin importar edad ni procedencia. Y, lo juro, estaban por todas partes.
Miu Miu y Loewe les dieron el gran empujón con sus colecciones primavera-verano 2025 y las estadísticas han hablado por sí solas durante estos últimos meses, pero, de verdad, que estos zapatos (quitando las sandalias) fueron los reyes absolutos de las calles empedradas de este destino turístico. No me alargo más y revelo ya el enigma. Hablo de los náuticos, esos zapatos que han formado parte de los uniformes de muchos colegios, que todas tenemos guardados en la memoria y que, insólitamente, son a día de hoy tan comunes en jóvenes insiders como en hombres de mediana edad. He ahí su gracia.
Confieso, por otro lado, que a pesar de su fama y de su incesante aparición por mi feed en redes sociales, nunca me habían terminado de convencer. ¡Hasta ahora! Porque, tras varios días viéndolos en versiones de cuero pulido, de ante con toques boho y en una amplia gama de marrones, los he empezado a mirar con otros ojos. Lo que antes era una tendencia que no me hacía especial gracia, de repente se me antoja versátil y cool. Aunque, claro, todo depende de cómo se combinen.
Además de en los exquisitos platos de pasta y los Hugo Spritz creo que, sin querer, mi estate italiana me ha hecho caer en la trampa de los náuticos. ¿Quién me lo iba a decir a mí, que hasta hace poco renegaba de ellos? Me veo conjuntándolos ya de ya con mis vestidos de verano, pero también alargando su vida hasta el otoño con vaqueros, pantalones sastre y faldas largas. Es la ventaja de este calzado, al tratarse de un mocasín, también protege los pies de las temperaturas. ¿Quién sabe? Quizá la próxima vez que pise el Lago di Como (o más bien, lo cruce en ferry) estos zapatos sean mi primera opción que meter a la maleta. Lo que sí sé es que, aunque quizá me esté apuntando tarde a esta tendencia, van a ser mi imprescindible personal durante este entretiempo.