En 1917, Marcel Duchamp convirtió un urinario de porcelana blanca en la primera obra de arte conceptual de la historia. Aquel ready-made permitiría que, más de un siglo después, Evangelina Julia (Madrid, 1994) cogiese una camiseta de tiras del mismo color y la convirtiese en objeto de deseo tras tirarle una copa de vino tinto encima. “Se trata de una prenda tratada con sal como mordiente natural para fijar y preservar la intensidad de su color”, adelanta la directora creativa de Evade House, la firma que combina sin esfuerzo lo ancestral con lo vanguardista a través de diseños y materiales que parecen y son de otro tiempo, pero que no descuida la experimentación y el desarrollo con biomateriales.
Esta pieza, bautizada sin pretensiones como Wine Tank Top, pero también la performance que lleva implícita –Julia no ha sido la única que se ha manchado con esta sustancia en público–, delimitó los orígenes de la marca que se sitúan en 2021. La última en repetir la hazaña fue la cantante Charli XCX en su reciente videoclip 360.
Que el diseño sea característico de la firma que tiene su taller en el madrileño barrio de Usera va más allá de la suerte de un objeto concreto. Más bien, avisa de una manera de trabajar y de entender la moda como un arte. “Ni yo he inventado la camiseta de tirantes ni he inventado el vino, pero la cosa es cómo combinan los dos elementos, ¿no?”, argumenta Julia.
La diseñadora Evangelina Julia con gorro de croché y vestido
de lino, de EVADE HOUSE.
En la forma de concebir sus colecciones se percibe una cierta despreocupación, pero también se intuye un deseo: el de no dar nada por sentado e ir siempre más lejos. Su estancia en el London College of Fashion culminó con un soberbio trabajo que ya cuestionaba la dificultad de las personas con pérdida o limitación visual para elegir cómo vestirse. “En la ONG BlindAid, algunos de sus miembros me contaron que se vestían siempre con vaqueros o camisetas blancas para no equivocarse. Una de ellas, por el contrario, no tenía miedo a mezclar distintos colores. En cualquier caso, ellos no podían saber cómo iban”, reflexiona. “Por eso, hemos creado etiquetas de aluminio en braille con el nombre de nuestra marca. Es un primer paso porque especificar la composición de cada prenda aún es muy costoso”, lamenta.
Otro objetivo cumplido ha sido diseñar piezas reversibles: “No quería que los jerséis tuviesen parte delantera ni trasera ni que nadie tuviese problemas para ponerse una camiseta, pero las camisas y los pantalones son un reto”.
La modelo lleva vestido Indigo, de EVADE HOUSE.Silvia Retana
En Evade House –un proyecto que conforman siete personas–, la urgencia por revolucionar lo establecido mediante pequeños gestos se encuentra con el estudio de materiales como el cáñamo, el lino o las algas tratadas con glicerina que después servirán para hacer botones. “Con mi primera colección fuera del ámbito académico quise explorar el fieltro natural, que es el proceso de fabricación de tejidos más antiguo de la historia. Unos amigos tenían alpacas en el norte de Inglaterra y juntos empezamos a pensar en cómo podríamos llevar aquellas técnicas ancestrales a nuestra contemporaneidad, sin que las piezas se viesen tan gruesas y bastas. Con el tiempo, incluso les añadimos croché”, recuerda la diseñadora. Aunque fue otra técnica, la del tricotado, la que le permitió lanzar su marca a través de Instagram.
Sobre estas líneas, vestido Ivory, zapatillas recicladas recubiertas de algodón
y bufanda de piel sintética, de EVADE HOUSE.
Silvia Retana
Junto a Grace, inmediata amiga y colaboradora, imaginó el gorro de ganchillo que después todas y todos querrían; también la cantante y compositora Caroline Polacheck. “Tras varios prototipos que no acababan de convencerme, dimos con el diseño”, aclara. La estadounidense fue la primera en percibir el ánimo vanguardista de la firma; tanto que incluso le envió a Julia una carta manuscrita desde Los Ángeles.