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No podemos negar que, cuando se trata de ciencia ficción, las películas de los años ochenta imaginaron el futuro como ninguna otra década lo ha hecho, sin embargo, dentro del gran éxito comercial que fue una de las grande sagas de la historia de este género, hubo también tropiezos en su producción, sobre todo, cuando a un actor se le negó un aumento de salario y eso marcó un precedente legal.
En la segunda mitad de la década de 1980, la emblemática saga ‘Regreso al futuro‘ vivió una polémica que marcaría un antes y un después en la interpretación de los derechos de imagen en Hollywood. Crispin Glover, quien interpretó al padre de Marty McFly en la primera entrega, se enfrentó a los productores al rechazar una oferta salarial significativamente inferior al de sus compañeros, lo que derivó en su ausencia en ‘Regreso al futuro II‘ y en un posterior litigio que transformó las normas de la industria.
Crispin Glover fue invitado a regresar para la segunda parte, sin embargo, las negociaciones salariales no prosperaron: según varios informes de la época, Glover pidió una remuneración comparable a la de Lea Thompson y Thomas F. Wilson, mientras que los productores ofrecían mucho menos (unos 150.000 dólares frente a los 650.000 y 350.000 respectivamente).
Al no llegar a un acuerdo, se tomó la controvertida decisión de sustituirlo por Jeffrey Weissman, maquillado con prótesis faciales para parecerse a Glover, además de reutilizar imágenes de la película original mezcladas con las nuevas, con el fin de mantener la continuidad del personaje George McFly.


Crispin Glover a la izquierda, Jeffrey Weissman a la derecha
Molesto por el uso no autorizado de su imagen y porque ni su rostro ni su voz aparecieron sin compensación adicional, Glover demandó a Universal, al director y a los productores por un monto cercano al millón de dólares. El caso no llegó a juicio: ambas partes llegaron a un acuerdo extrajudicial (se especula que fue un poco menos de lo que en realidad pedía como compensación) e impuso una sentencia histórica para la industria.
La demanda que marcó un precedente
El resultado de esta acción judicial resonó profundamente en el sector. A partir de ese momento, los convenios colectivos del Screen Actors Guild incorporaron explícitamente cláusulas que prohíben a estudios y actores emplear prótesis, maquillaje, montaje de escenas o técnicas digitales para replicar la apariencia de un intérprete sin su consentimiento, lo que limitó el uso de los fake shemps: un doble de cuerpo que se utilizaba cuando un actor no podía interpretar el papel, en la mayoría de los casos, por fallecimiento.
Aunque Glover ha sido descrito como «difícil» por algunos miembros del equipo (incluyendo al director Robert Zemeckis y al productor Bob Gale), sus motivos fueron firmes: presionar por equidad salarial y proteger su integridad artística.
Él mismo señaló que lo que le incomodaba no era la simple recastización, sino que utilizaran sus moldes y prótesis sobre otro actor junto con fragmentos de sus escenas originales, lo cual cruzaba una línea legal y ética del uso de su imagen y anterior trabajo.
Fotos de IMDB
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