Extensiones de pelo: no me las planteaba hasta que una peluquera me dijo esto (cuando le pregunté por mi melena a los 42 años)

No me planteaba llevar extensiones de pelo hasta que una peluquera me dijo esto

“Estoy un poco obsesionada con el pelo de Sienna Miller… ¿tú crees que lleva extensiones? Nunca me las había planteado, pero claro, ves a Sienna y la cosa cambia”, me pregunta/afirma una amiga, con la que comparto muchas (pero que muchas) conversaciones sobre pelo, tras el paso de la actriz por la alfombra roja del festival de Venecia. La melena boho de la actriz nos encanta, y su regreso por la puerta grande nos ha hecho hablar mucho últimamente (y con furor) de su pelo. De hecho, hace poco, nuestra compañera Hannah Coates desvelaba uno de sus grandes secretos: el spray texturizante de Sam McKnight (el que fuera peluquero de Lady Di), cabeza boca abajo y mucho movimiento con las manos para estrujar la melena y conseguir ese efecto de onda surfera que hace olvidar a cualquier que tener el pelo largo puede ser, a veces, muy complicado. Que me lo digan a mí, que a mis 42 años he decido tener el pelo más largo que nunca y, pese a mis esfuerzos para cuidar mi cabello hasta el extremo (soy una friki de pelo declarada), no consigo tener unas puntas gruesas y sanas que sobrepasen la altura del pecho. Es como si mi pelo estuviera programado para dejar de crecer llegado a ese punto (dicen que genéticamente tenemos programado un largo, pero esa es otra cuestión). Pese a todas mis labores de cepillado, hidratación, nutrición y saneamiento de puntas –y algún que otro cóctel de suplementos alimenticios a base de biotina, zinc y hierro– mi pelo, aparentemente sano en la raíz y con cantidad abundante, pierde fuelle en las puntas. Pero mucho. Y no porque tenga un gran caída, sino porque las puntas están muy debilitadas y no hay corte ni tratamiento que hagan crecer mi melena.

Hasta ahora, las extensiones de pelo no entraban en mis planes, por aquello de que mi mente (a veces un poco chapada a la antigua) las asociada a un recurso poco natural que iba a restar puntos a mi afán minimalista. Nada más lejos de la realidad (si te pones en manos expertas, claro). “Hay muchas chicas que se las ponen no solo por alargar la melena, sino para darle movimiento y volumen. Funcionan muy bien en este tipo de pelo que tiene fuerza en la raíz pero es fino y nunca llega a convertirse en una melena larga”, me dice convencida la estilista María Baras mientras retrata a la perfección mi caso capilar. Y de la misma manera que Sienna Miller es mi inspiración en este momento, las palabras de Baras –a la que tengo en mi top particular de mejores estilistas por las buenas (y cabales) recomendaciones que da–, van a misa.

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Farándula y Moda

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