Si hay un director de cine reconocible por su estética visual ese es Wes Anderson. Los colores pastel de sus películas, la simetría casi enfermiza que caracteriza a cada uno de sus fotogramas y unos personajes que bailan constantemente entre el drama y la comedia, son algunas de las peculiaridades más notorias que impregnan toda la filmografía del realizador. Desde sus inicios en los años 90 con películas como Ladrón que roba a ladrón, hasta sus últimas obras como La crónica francesa o Asteroid City, la fotografía ha servido a Anderson como vehículo narrativo, pero también como insignia distintiva frente al resto de propuestas cinématográficas.
‘La crónica francesa’Cordon Press
Esta inconfundible personalidad le ha valido al director un reconocimiento internacional que la Cinemateca Francesa –ubicada en el número 51 de la Rue de Bercy de París– ha querido homenajear en una exposición retrospectiva que contiene una gran cantidad de objetos –muchos de ellos pertenecientes al propio cineasta– como trajes, decorados o, incluso, storyboards que reflejan los primeros pasos de Anderson a la hora de aterrizar sus ideas en secuencias.
Los elementos de la muestra se colocan en un orden más o menos cronológico y, entre todos lo expuesto se podrá ver desde los uniformes azules de la película Life Aquatic que lució el actor Bill Murray, hasta la indumentaria scout que llevaba el pequeño Sam en Moonrise Kingdom, pasando por una maqueta del famoso hotel rosa del filme El gran hotel Budapest.