Felicidad finlandesa o cómo hacer las cosas fáciles: 3 maneras de lograrlo

Felicidad finlandesa o cómo hacer las cosas fáciles: 3 maneras de lograrlo

Que Finlandia haya sido declarado el país más feliz del mundo por octavo año consecutivo –según el Informe Mundial de la Felicidad elaborado por la ONU– ha dado lugar a cientos de artículos intentando desgranar sus secretos. Y ahora a un documental Finlandia, el país más feliz (disponible en Movistar) que una servidora, siempre en busca de hábitos que puedan acercarnos a esa idea de bienestar que conlleva la felicidad, ha visto con papel y lápiz en mano. Hay unos cuantos aprendizajes que vinculan su estilo de vida con la felicidad. Por ejemplo, es uno de los países que más lee; sus habitantes tienen una conexión especial con la naturaleza (no en vano tiene 200.000 lagos); siguen a rajatabla la regla del 8-8-8 (dormir ocho horas, trabajar otras ocho y disfrutar el resto), y visitan con regularidad la sauna (hay una por cada dos habitantes). Pero me quedo con la idea que subyace en todo el documental que va más allá de estos hechos: tienen un estado de bienestar que les pone las cosas fáciles. Es fácil emprender (el papeleo para fundar una empresa se puede hacer por internet); es fácil formar una familia (el Estado y las empresas dan muchas facilidades); es fácil formarse (la educación es gratuita en todas sus etapas). Evidentemente, estamos hablando de un estado de bienestar que propicia las cosas y, por tanto, ayuda a lograr ese estado de felicidad, no solo en Finlandia sino también en el resto de los países nórdicos. Pero en estos países también sobrevuela siempre la idea de la sencillez como estilo de vida. Los nórdicos disfrutan de los pequeños placeres de la vida (el hygge danés es un poco eso) y tienen interiorizada una idea de sencillez vinculada con la eficiencia y el rechazo de las soluciones complicadas.

En resumen: hacer las cosas fáciles es otra manera de intentar ser más felices y tener un bienestar holístico. Hay muchas maneras de lograrlo, pero recopilamos aquí algunas de las más eficaces. Palabra de expertos en hábitos y bienestar.

#1. Actuar como si fuera fácil (aunque creas que no lo es)

Durante mucho tiempo se ha vanagloriado la cultura del sobreesfuerzo, el creer que si es difícil y te esfuerzas, todo saldrá bien. Pero como bien dice el escritor Oliver Burkeman en su libro Meditaciones para mortales (Impulsa) hay un falso atractivo hacia el esfuerzo que debemos empezar a superar porque no todo lo difícil tiene por qué ser meritorio. Creer que las tareas significativas requieren mucho esfuerzo puede hacer menos probable que se consigasn. En cambio, si se piensa desde el principio, ¿y si esto fuera fácil? la cosa puede cambiar. “En lugar de tratar de averiguar cómo hacer acopio de energía o de motivación o de autodisciplina para hacer algo que es importante para ti, a menudo es más fácil preguntarse: ¿Y si esto fuera más fácil de lo que había pensado?”, explica Burkeman.

El autor, en cierta medida, rechaza esa idea de gastar todas nuestras ganas cada vez que queremos hacer algo. No es necesario complicarse creyendo que el sobreesfuerzo asegurará la recompensa. Si desde el principio se piensa que puede ser fácil, te fijas en los detalles concretos y en las acciones que puedes llevar a cabo. Como dijo Julia Rogers Hamrick en su libro Choosing Easy World se trata de elegir vivir en un mundo fácil, donde todo es fácil. “Cuando te veas ante una idea titánica, decide que esta vez vas a actuar como si fuera fácil”, explica Burkeman en su libro. Así que la próxima vez que te tengas que preparar una charla en público que te abrume, por ejemplo, ordena tus argumentos, escríbelos en un papel, ensaya unas cuantas veces y déjalo estar. Darle más vueltas podría ser peor (y restarte felicidad).

#2. La ley del mínimo esfuerzo

Aunque culturalmente hayamos ensalzado el sobreesfuerzo, la realidad es que la naturaleza de nuestro cerebro es diferente. Tal y como apunta James Clear en su libro Hábitos atómicos (Diana), “la energía es valiosa y el cerebro está programado para conservarla cuando ello es posible. Es parte de la naturaleza humana seguir la ley del menor esfuerzo la cual establece que cuando se tiene que decidir entre dos opciones similares, las personas naturalmente tenderán a elegir la opción que requiere la menor cantidad de trabajo”. Es lo que explica nuestra tendencia a ver la televisión o a hacer scroll, son actividades que nos roban gran parte de tiempo porque se realizan sin esfuerzo. Por eso el experto habla de simplificar y eliminar puntos de resistencia cuando se quieran implementar nuevos hábitos. “Cuanta menos resistencia tengas que afrontar, más sencillo será que la parte más fuerte de tu ser emerja”, dice Clear. Por eso, si quieres hacer ejercicio prepara con anticipación la ropa; si quieres mejorar la dieta, ten fácil acceso a los alimentos sanos; y si quieres dejar de ver el móvil y leer más, saca el teléfono de la habitación y pon un libro en tu mesilla de noche.

#3. Crear espacios facilitadores

Tal y como nos explicó la psicóloga Cristina Martínez, especialista en bienestar emocional y gestión del tiempo y colaboradora del proyecto de alojamiento flexible Be Casa, “los espacios ordenados y con luz natural mejoran la concentración y reducen los niveles de ansiedad. Incluso se ha comprobado que trabajar en entornos cuidados aumenta la productividad hasta un 15% (British Journal of Management)”. Por eso destaca los beneficios de los espacios facilitadores que propician el equilibrio entre productividad y bienestar. Es un concepto que está muy relacionado con el diseño de ambiente del que habla Clear en su libro y que consiste en optimizar los espacios para realizar las acciones de manera más sencilla. “Por ejemplo, cuando decidas dónde practicar un nuevo hábito, es mejor elegir un lugar que esté en el mismo camino que recorres al realizar tu rutina diaria. Es más fácil construir hábitos cuando encajan en el flujo de tu vida cotidiana. Es más sencillo que vayas al gimnasio si está de camino a tu trabajo, porque detenerte ahí no va a añadir mucha tensión a tu estilo de vida”, explica Clear.

Se trata de eliminar esos puntos de tensión o resistencia de los que hablábamos antes para hacer las cosas bonitas y fáciles. Y eso implica, por ejemplo, apartar el teléfono para eliminar distracciones o poner orden en casa para que no haya un ambiente caótico que suba los niveles de cortisol. En ese caso, también se trata de hacerlo fácil con patrones sencillos como la regla del 1×1 –“Cada vez que entra algo nuevo en tu vida, ya sea ropa, decoración o cualquier objetivo, asegúrate de que salga algo viejo”, explica Martínez–. O empezar siempre a poner orden en espacios pequeños como un cajón o un armario. “No hace falta vaciar toda la casa de golpe. Cuando comenzamos por lugares pequeños y manejables, sentimos resultados rápidos y motivadores, lo que facilita mantener el hábito y extenderlo poco a poco a otras áreas del hogar”, concluye la experta de Be Casa.

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Farándula y Moda

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