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Los ricos también van a ‘First Dates’ a encontrar el amor, y a veces hasta lo encuentran. Barblin vino buscando alguien cuya cuenta bancaria estuviera a la altura de la suya y lo encontró en José que, además, poseía el superpoder del sexo tántrico.
Crazy Rich Germans
José es un empresario de Sevilla de 61 años, y dice que tiene «buena calidad de vida» gracias a su trabajo, que también le ha permitido viajar mucho. El soltero fue al restaurante, rosa en mano, buscando a alguien «optimista, divertido y que desprenda energía bonita».
Barblin vino desde Marbella (Málaga), donde se codea con la élite como Francisco de Borbón: «Yo soy una pija, (ponme) una copa de cava». Haciendo honor a eso, explicó que tenía hobbies de gente rica, como jugar al golf o tener su propia Harley Davidson: «Yo soy millonaria, quiero otro millonario».
«Creo que es una mujer atractiva, sin duda» pensó José cuando finalmente la vio aparecer en la mesa. «Lo he visto muy sexy, estilo Chippendale» coincidió Barblin, a quien también le gustó lo que vio.
Ella le contó que era de Düsseldorf (Alemania), que venía de una familia «de sangre azul» y que trabajaba como empresaria en el sector inmobiliario. Cuando José le habló de sus negocios en los paneles solares y los suplementos nutricionales, Barblin asintió con aprobación: «Yo necesito una pareja con un alto nivel de vida».
Cuando parecía que no podían estar más en sintonía, José confesó su habilidad secreta: «He hecho tres cursos de sexo tántrico, que nos enseña a los hombres a separar la eyaculación del orgasmo para que podamos estar haciendo el amor una noche completa». Barblin quedó muy impresionada: «El sexo es como una droga, te quedas enganchado».
Con la excusa de darle un masaje en el reservado, Barblin aprovechó para echarle un ojo (y mano) a su cita sin camiseta: «Es todo puro músculo». En la decisión final, José dijo que sí a una segunda cita sin dudarlo: «Eres especial, con dinero y sin dinero». La aludida también estaba encantada de la vida, así que se fueron los dos juntos de la mano.
