Entre los debuts más peculiares del año se encuentra el de Gelli Haha, cantante y compositora de Idaho que, en ‘Switcheroo‘, editado por Innovative Leisure, ofrece su particular mundo de surrealismo y color. Si el disco se abre con un tema llamado ‘Funny Music’, la diversión está asegurada en unos directos que incluyen camas elásticas, palmeo de manos o delfines inflables.
El «gelliverso» -como llama Gelli Haha su propio mundo- está dominado por el color rojo, presente en toda su estética. Angel Abaya, la persona detrás del alias, dice que va vestida de rojo todo el día porque quiere que su arte y su vida «se representen entre ellos». Abaya ha sido co-directora de una compañía de danza teatral especializada en producciones vanguardistas, y se nota.
La propuesta musical de Gelli Haha une sintetizadores electropop y un humor deliberadamente bobalicón, muy presente en el single ‘Bounce House’, la Canción Del Día que hoy. Repleto de imágenes infantiles y surrealistas, ‘Bounce House’ incluye expresiones como «chugga-chugga-chugga-chugga» o «spin me, Sally, I’m your Gelli bean», mientras la base musical parece hecha de plastilina o -efectivamente- gelatina. Aunque el mensaje de fondo parece ser una ruptura («no te quiero menos porque me haya desecho de ti»), el camino es encantadoramente absurdo y lúdico.
El resto de pistas de ‘Switcheroo’, como las destacadas ‘Spit’ o ‘Normalize’, siguen una línea sonora parecida. Gelli Haha ha obtenido este sonido al asociarse con Sean Guerin, integrante del grupo de revival disco De Lux, de Los Ángeles. Antes, Angel tocó durante ocho años en varias bandas de indie, folk y jazz dentro de la escena musical de Boise, Idaho, donde nació. Su primer disco, ‘The Bubble‘, firmado con su nombre de pila, era de guitarras y pasó desapercibido.
Tras el lanzamiento de ese disco, Angel decidió dar un giro radical y «salirse del molde establecido», creando así el alter ego de Gelli Haha. Su universo de referencias es tan surrealista como su estética: menciona tanto las “extrañas fiestas neoyorquinas” de Club Kids o James Murphy como a Osho -el gurú popularizado por el documental ‘Wild Wild Country’ de Netflix, que afirmaba que “la seriedad es una enfermedad”-, pasando por Britney Spears, uno de sus ídolos pop de infancia. Con semejante cóctel de influencias, el surrealismo está servido.