¿Qué es la glicación y cómo nos afecta?
Cuando hablamos de envejecimiento solemos poner el foco en las cicatrices que deja el paso del tiempo. Hablamos de las arrugas, las manchas, la flacidez, y todo aquello que evidencia que nuestro cuerpo empieza a ralentizar la producción del colágeno y la elastina, por mencionar sólo aquellos que inciden en el aspecto de la piel. Sin embargo, detrás de estos signos se esconden procesos a menudo complejos que nos afectan más allá de la apariencia física, y que nos hablan de malos hábitos, una genética que no acompaña, o una dieta inadecuada.
Es por ello, que más allá de los famosos radicales libres que producen ese estrés oxidativo que daña nuestros tejidos, queremos que conozcas la glicación y los efectos que el azúcar tiene en nuestra piel, para evitar el envejecimiento prematuro. “Es un proceso químico natural en el cuerpo en el que el exceso de azúcar en sangre se une a proteínas y grasas, formando productos finales de glicación avanzada (AGEs). Estos compuestos dañan los tejidos, aceleran el envejecimiento prematuro y están asociados con problemas metabólicos y enfermedades crónicas como la diabetes”, explica Claudia Popa, ingeniera química, experta en dermocosmética y formulación y fundadora de la marca nutricosmética Eiralabs.
Gema Cabañero, directora de I+D+i de la firma nutricosmética avanzada 180 The Concept añade que, aunque esta alteración es independiente de la oxidación e inflamación, ambos procesos pueden agravarla, al hacer que las proteínas modificadas se vuelvan aún más inestables y dañinas para los tejidos. Señala que en la piel, se produce por la unión de la glucosa a la proteína de colágeno. “Esto ocasiona una especie de caramelización del colágeno que lo deja más rígido y hace que pierda sus propiedades”. Para Popa es importante que comprendamos que la glicación afecta a cómo nos vemos y a cómo nos sentimos. Externamente, aparecen más arrugas, flacidez y esa pérdida de luminosidad que asociamos con el envejecimiento; pero internamente puede llegar a alterar el equilibrio del azúcar en sangre, causar inflamación y aumentar el riesgo de enfermedades crónicas como la diabetes.
Asimismo, Cabañero recalca que de entre los múltiples efectos negativos que tiene sobre la piel, además de los mencionados, se observa una reducción de la hidratación, así como un adelgazamiento de la piel, lo que provoca relajamiento cutáneo y genera un aspecto cansado y apagado. “También puede provocar la dilatación de los vasos sanguíneos y contribuir a la aparición de la ‘celulitis de las modelos’ o el famoso cuello digital”, y destaca una serie de consecuencias que podemos observar en el organismo. “Cuando la glucosa ataca a las proteínas oculares, estas células van pasando de proporcionar una visión clara a borrosa. La glicación conduce a las cataratas y cuando tiene lugar en los vasos de la retina, produce retinopatía diabética y en casos extremos ceguera. Por otro lado, también afecta a los tejidos conectivos, ya que el cuerpo precisa colágeno en buenas condiciones entre las articulaciones y cuando este se deteriora, se amplifican los dolores articulares, conduciendo a último término a la artritis”.
¿Cómo podemos combatir la glicación?
Ambas expertas coinciden en que mantener unos hábitos saludables e incluir algunos suplementos en nuestra dieta, es vital para mantener a raya este proceso natural. Cabañero recomienda mantener un nivel moderado de carbohidratos, preferiblemente de bajo índice glucémico, como los que se encuentran en verduras, avena, frutas y legumbres. No obstante, sugiere que consumir muy pocos carbohidratos puede ser contraproducente, “estas dietas generan metilglioxal, un compuesto extremadamente reactivo que puede dañar las proteínas mucho más que el azúcar en sangre”.
Otro de los consejos que aportan es que evitemos los métodos de cocción agresivos, puesto que cocinar a altas temperaturas, como freír o asar, puede aumentar la formación de AGE en los alimentos. Es mejor optar por cocinar al vapor o hervidos. Cabañero incide en el beneficio de ingerir antioxidantes que neutralicen los radicales libres y ayuden a combatir la glicación, como en el caso de las bayas, las manzanas, verduras de hoja verde o el té verde. “Además, también será muy recomendable incluir en nuestros platos fuentes de proteínas saludables, como las proteínas vegetales o las carnes blancas cocidas”. La cúrcuma, el té verde y las especias, también se convierten en grandes aliados para la salud.