Guía de Cuenca: el destino perfecto para una escapada de otoño
Ahora que los primeros coletazos del otoño han comenzado a instalarse en nuestro día a día y que las jornadas estivales se van alejando poco a poco en el horizonte, nada como poner la vista en todo lo que está por llegar. Sí, hablamos de esas escapadas de fin de semana o aprovechando los puentes de octubre, noviembre y diciembre, antes de meternos de lleno en las vacaciones de Navidad.
Es justo ahí cuando Cuenca se presenta como el reclamo perfecto para unos días en los que encontrarás de todo y para todos. Desde buena gastronomía que aúna las cocinas castizas con el talento más joven, pasando por un rico patrimonio cultural e histórico, rutas en pleno contacto con la naturaleza, pueblos cercanos con mucho encanto o ese arte que no tiene nada que envidiar al de las grandes capitales. Cuenca es esto y mucho más.
La próxima vez que cojas ese AVE en dirección Madrid o Valencia, no llegues a la última parada; bájate a mitad del camino y descubre una de las ciudades más infravaloradas de España. Un diamante en bruto que todavía lo tiene todo por contar. ¿Organizamos escapada?
Un paseo por su casco antiguo
De los algo más de 53.000 habitantes que tiene la ciudad de Cuenca, la mayoría residen en la parte nueva (por su comodidad, servicios y accesibilidad) quedando el casco antiguo relegado principalmente a los puntos de interés turísticos y a tan solo algunos centenares de residentes que no se intimidan con las cuestas y escaleras de infarto.
Será este, sobre el que pondremos toda nuestra atención durante las próximas líneas. Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1996, la parte amurallada es un viaje al pasado medieval de la ciudad y está custodiada por las hoces de los ríos Huécar y Júcar creando un paisaje de postal ideal para las jornadas otoñales que vienen.
Podemos comenzar este recorrido por su Plaza Mayor; tras cruzar los arcos del Ayuntamiento y hacer la parada de rigor en la Oficina de Turismo, alcanzamos el centro neurálgico del casco antiguo y punto de encuentro tanto de oriundos como de turistas en el día a día. Aquí nos recibe imponente la icónica Catedral de Santa María y San Julián de Cuenca, considerada la primera catedral gótica levantada en Castilla (junto con la de Ávila), cuando en aquella época era el románico el estilo que reinaba. Con unos inicios que se remontan a finales del siglo XII bajo el reinado de Alfonso VIII, los trabajos se sucedieron durante todo el siglo XIII, hasta las renovaciones que acontecieron en los años posteriores, creando esta joya que nos recuerda a la bella Notre-Dame de París.
Malcolm P Chapman
Acompañando a la misma encontramos las fachadas de colores de las casas de la plaza, y otras joyas patrimoniales que se suceden en sus alrededores como el Convento de las Celadoras, los restos de la antigua Ermita de San Juan de Letrán, el Convento de San Pedro de las Justanianas (también conocido como de las Petras), la antigua Iglesia de San Miguel, el Convento de las Esclavas, el Palacio Episcopal que alberga en su planta baja el Museo Tesoro de la Catedral o el Museo de Arte Abstracto Español – Fundación Juan March del que hablaremos unas líneas más adelante.