Continuando por la Avenida Mohamed V donde alcanzaremos la Plaza de Hassan II con el imponente palacio real, debemos hacer un alto en el camino en el edificio El Fénix que en su día albergó la sede de la ya desaparecida compañía de seguros española.
A muy pocos pasos del palacio real, nos da la bienvenida el barrio judío o Mellah. Donde en su día habitaron más de 10.000 judíos con un total de diecisiete sinagogas en la ciudad, en la que ahora solo queda en pie una de ellas: la Sinagoga Issac Bengualid. Entre su entramado de calles, la del Oro es una de de las que más va a llamar nuestra atención.
A la hora de adentrarnos en la Medina, nada como perderse para volverse a encontrar una y otra vez, -¡aquí la orientación sirve de poco!-, para exprimir al máximo la autenticidad de esta parte de Tetuán. Esta está protagonizada por estrechas callejuelas y un sinfín de zocos árabes donde encontrar el perfecto souvenir de vuelta a casa en formato sandalia, bolso, piezas de cerámica, juegos de té, bisutería o textil. Además seremos testigos de antiguos negocios como el horno El-Kasba o el hammam El-Mandri, construidos ambos a finales del siglo XV.
La curtiduría de Tetuán es otra de las paradas imprescindibles en nuestro paso por la Medina; con casi un total de 400 pozos y más de 2000m2 aquí se preparan y tiñen las pieles que luego veremos en bolsos, calzados y demás productos. Desde el punto más alto de la curtiduría, tenemos una panorámica del cementerio de Tetuán.
Zu Sanchez Photography