Guinda: el proyecto culinario que convierte cada mesa en una puesta en escena

Lo que hacen no pasa desapercibido. Tartas con flores frescas, mantequillas teñidas, esculturas de pan, mesas desbordantes de textura y color. Pero en ese barroquismo hay una búsqueda genuina: escapar de lo correcto, abrazar lo orgánico, celebrar lo raro. “Una tarta con flores y un acabado imperfecto define bastante el estilo Guinda”, dicen, y eso se traduce tanto en los acabados como en el espíritu de cada propuesta. El proyecto se nutre de tableros de Pinterest y referencias que cruzan fronteras —muchas veces fuera del circuito español— para imaginar composiciones que funcionan como pequeñas obras efímeras. Lo suyo no es hacer lo bonito por lo bonito, sino lo bello por lo libre.

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Cada encargo es distinto, pero el enfoque es siempre el mismo: crear desde la intuición, el juego y la creatividad. A veces hay una pauta o una inspiración inicial del cliente, otras veces todo parte de cero. Ellas se encargan de todo: desde diseñar el menú hasta escoger la vajilla, las flores y la disposición del espacio. “Lo más común es una petición con una pequeña orientación por parte del cliente, y nosotras nos encargamos de darle forma”, explican. Lo artesanal no es un valor añadido, es el centro del proceso. Por eso, a pesar del crecimiento del proyecto, se resisten a estandarizar: “Nos encanta ver cómo Guinda va creciendo, pero tenemos claro que no queremos perder nuestra esencia, el toque casero y la posibilidad de personalizar cada proyecto”. En ese sentido, prefieren elegir colaboraciones que les permitan conservar el pulso íntimo del inicio, sin diluir su identidad.

En ese recorrido, ya han firmado montajes para campañas de Rituals en El Corte Inglés, mesas barrocas para las joyas de Sita Abellán o instalaciones comestibles en bodas y eventos donde cada detalle hace la diferencia. En una charla sobre sostenibilidad idearon cucharas y platos hechos de pan para mojar en cremas, y en una boda en Ribeira Sacra cubrieron las bebidas con mantos de uvas mencía. Recientemente, también prepararon un desayuno para el equipo de Vogue España, sumando una nueva colaboración a su lista de propuestas singulares. Su cocina, que combina sensibilidad estética con gastronomía, ha estado presente en celebraciones de figuras como Judeline, Russian Red o Lola Rodríguez. Cada proyecto les ha permitido estirar los límites de lo gastronómico, y confirmar que su trabajo puede ser también escenografía, gesto o pequeña provocación.



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