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Corría un viernes, 6 de octubre. En una habitación de hotel en Las Vegas se encontraba un conductor de la lanzadera de un alojamiento. Tiempo atrás había devorado un libro que le había animado a escribir el guion de un episodio piloto en tres días. Ahora, atónito, veía cómo ese libreto había cobrado vida y ahora es toda una serie que con suerte (mal día para la ficción) sería visto por la gente: ‘CSI‘.
Al día siguiente los datos hablaban por sí solos. La gran apuesta para la cadena CBS era el reboot de ‘El fugitivo’, protagonizado por Tim Daly y estrenada el mismo día, y el objetivo era lograr hacer tres cuartas partes de la audiencia. Con más de 17 millones de espectadores lo superaron con creces. Había nacido un éxito inesperado. Algo que pilló por sorpresa a los mandamases de la cadena.
Y es que si bien podemos considerar a ‘CSI’ historia de la televisión en su momento costó bastante convencer a la cadena CBS de que debía darle una oportunidad. No era para menos: el concepto —que los protagonistas fueran los científicos forenses y no inspectores, que todo girase en torno a la investigación forense— era inédito y el creador, Anthony Zuicker, un completo novato.
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Eso sí: tenían un apoyo muy importante. A William Petersen, quien llevaba un tiempo rechazando proyectos pese a su contrato con CBS, le entusiasmó el guion y dio un ultimátum al presidente de la cadena Leslie Moonves: quería hacer ‘CSI’ y nada más. Moonves se lo tomó mal e intentó convencerle con otros proyectos, incluyendo uno de George Clooney.


Al final accedió, pero eso no significaba que finalmente saliese al aire ‘CSI’. De hecho, según cuenta el propio Zuicker, el CD con la serie acabó en la papelera del ejecutivo. Hasta que en una reunión para ver qué series programarían la siguiente temporada el presidente de la cadena estaba inquieto, buscando su próximo exitazo televisivo:
«El otro milagro fue en los upfronts. Según cuenta la leyenda, Mr. Moonves estaba golpeando la mesa diciendo cosas como ¿dónde está mi éxito?. Ese año estaba Bette Midler [con ‘Bette’]. Ese año estaba ‘El fugitivo’. Y entonces un tipo de promoción, el fallecido Ron Scalera, en una reunión de la junta con Mr. Moonves, quien era el rey de los medios, alzó su pequeña mano y dijo, «con todo el debido respeto, señor, tu éxito está en la basura». En la papelera había un CD de ‘CSI’ que acababa de tirar ahí.»
No fue el único que intentó convencer a Moonves que le diera otra oportunidad a ‘CSI’, Phil Rosenthal (‘Todo el mundo quiere a Raymond’), con quien jugaba al golf, también abogó en favor de la serie criminal debido, sobre todo, a lo bien que lo había hecho en los tests. Finalmente, accedió. Pero la muestra de no estar del todo convencido fue el relegarla a los viernes a las 9 de la noche, que no suele ser un buen horario.
Sin embargo, el éxito fue tal que a las pocas semanas cambiaron el día de emisión y ‘CSI’ pasaría a emitirse en la que en aquellos tiempos era la noche más difícil de la televisión: los jueves. Y aguantó bastante bien. Tanto que esa primera temporada tuvo una media de 20 millones de espectadores.
Donde los presuntos futuros éxitos de la cadena (‘El fugitivo’ y ‘Bette’) habían fracasado y encontraron su final prematuro en forma de cancelación, la serie policíaca sería renovada, año tras año, y generando un buen puñado de spin-offs. Nada mal para algo que acabó en la papelera.