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Cada vez que anuncian algo nuevo del remake de la saga ‘Harry Potter’ que prepara HBO no puedo evitar levantar una ceja. Es una respuesta automática. La colección de novelas que escribió J.K. Rowling ya tuvo su adaptación en forma de películas, pero muy pronto podremos ver una nueva versión, como si los ocho largometrajes estrenados entre 2001 y 2011 hubieran sido un borrador del que es mejor pasar página.
Los detalles de la nueva serie, que tiene previsto estrenarse en 2026, nos están llegando con cuentagotas y después de ver las primeras imágenes parece que se está intentando rehacer casi plano a plano lo que ya vimos en las películas, pero hay un pequeño detalle que me ha llamado la atención y que sí que me parece un cambio a mejor.
En la primera imagen que salió a la luz del nuevo Harry Potter (que será interpretado por el joven Dominic McLaughlin) hay algo diferente en su frente. La cicatriz, que durante toda la saga cinematográfica fue algo casi caricaturesco, ahora parece, por fin, una cicatriz de verdad.
Puede parecer un matiz sin importancia, pero no lo es. Porque el relámpago en la frente de Harry no es solo un adorno. Simboliza su conexión con Voldemort, el sacrificio de su madre y el peso que arrastrará durante toda la historia. Y es lgo que esta vez se representará de una forma mucho más realista.
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Volver a transitar el camino


Las películas originales de Harry Potter hicieron muchas cosas bien, pero quizá el detalle de la cicatriz del protagonista fue algo mejorable. La marca en forma de rayo parecía más un recurso visual que una herida auténtica y siempre se mostró como una línea demasiado pulcra, simétrica y artificial. Parecía más bien una parte más de un disfraz, aunque aprendimos a pasarla por alto.
De hecho, en sus primeras apariciones en pantalla, esa cicatriz funcionaba más bien como una señal para identificar al personaje que como un recordatorio de su pasado. Incluso en las películas más oscuras, cuando el tono se volvía más adulto, la cicatriz seguía teniendo un aspecto caricaturesco, como si no hubiese evolucionado con él. Tenía una forma que recordaba a una “N” invertida y decidimos no darle más importancia.
Sin embargo, el remake de HBO lo ha corregido y la nueva cicatriz tendrá una textura distinta. Ya no es solo un trazo gráfico sin gracia, sino que parece una quemadura antigua, cicatrizada, con un trazo irregular que recuerda de forma más verosímil el impacto que tiene la maldición. Ha dejado de ser un simple adorno.
Ahora solo queda esperar


Es pronto para saber si la serie de Harry Potter logrará tener una voz propia o si quedará reducida a ser una imitación de algo que ya nos gustaba. Hasta ahora, su mayor reclamo ha sido el casting de nuevos actores y el hecho de que adaptarán todos los detalles del libro, pero si el objetivo es repetir lo mismo con más capítulos, quizás estemos ante un gigantesco ejercicio de déjà vu.
Aunque quizá el tratamiento más realista de la cicatriz de Harry sea una prueba de que hay espacio para mejorar algunos aspectos que, aunque parecían insignificantes, limitaban el impacto de la saga original. Si la serie consigue ese nivel de atención al detalle narrativo, quizá tengan, al menos, la capacidad de captar nuestra atención.