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Pocas ficciones se pueden jactar de tener el impacto cultural de ‘Yo soy Betty, la fea’. La telenovela colombiana no solo fue (y sigue siendo) un éxito en espectadores hispanohablantes, sino que su historia se utilizó casi de monomito a nivel mundial, inspirando decenas de adaptaciones por todo el globo, algunas de ellas casi igualmente exitosas que la original.
En su intervención en el podcast Con los pies en el cielo la actriz Ruth Núñez, quien interpretó a la versión española de Beatriz Pinzón en ‘Yo soy Bea’, ha dejado claro que por mucho que fuera un papel entrañable para los espectadores, del lado de la actriz no lo era tanto. Hacer de Bea fue un punto álgido de su carrera, pero también disparó inseguridades y la encasilló.


Con un longevo recorrido de 733 episodios, la versión española de ‘Betty la fea’ superó incluso en duración a la original y atrapó a Núñez durante tres años, sin contar reposiciones y el legado que dejó en la tele. Durante este tiempo tuvo que lidiar con fans y no tan fans que la trataban públicamente como al personaje, con actitudes que la incomodaban como llamarle fea en mitad de la calle o tratarla de tonta, algo que admite que poco a poco le dejó mella.
No ayuda que la cadena casi que la forzó a ser de método todos ese tiempo. «Había una regla no escrita pero sí acordada de que yo no podía estar en sitios no caracterizada», comenta en el podcast. La serie la llevó a lo más alto, llegando a presentar las campanadas acompañada de sus compañeros de reparto Alejandro Tous y Norma Ruiz caracterizada como Bea, pero también la desalentó de acudir a otro tipo de eventos públicos como premios, ya que entendía que su presencia no estaba justificada si no era dentro de personaje.
Quizás lo peor de todo es que el mensaje final de la serie tampoco terminó de convencer a la actriz. «Yo hice una serie de una persona fea que era válida aunque era fea, pero hay que convertirla en guapa para completar todo. Al final vale porque es guapa». Ni siquiera la propia cadena parecía estar del lado del personaje, y a Núñez le incomoda hoy haberse sentido usada para perpetuar los cánones que la ficción supuestamente criticaba. «Nos vamos a las campanadas y hay que poner a dos ‘seres guapos’, porque de eso va la tele. Este personaje que llama a toda una masa que se siente identificada no puede salir solo porque necesita belleza.»