“Soy fan incondicional de Emily in Paris y no me da ninguna vergüenza reconocerlo”, admitía Alberto Sisí, editor de cultura de Vogue, hace tan solo unos días. Ahora, con el camino allanado, me atrevo a subirme al carro y aumento la apuesta con otra confesión: no es solo que también me guste la serie, es que incluso me he cortado el flequillo coincidiendo con el estreno de su cuarta temporada. Podría mentir y decir que decidirme por este oportuno cambio de look justo cuando una incondicional del flequillo —Lily Collins— ocupaba de nuevo mi pantalla, mi tiempo libre y mis pensamientos intrusivos de mudarme a un ático de París y embarcarme en un triángulo amoroso había sido casualidad, pero va a ser que no. Emily, la inocente y siempre bien peinada Emily, es la culpable de mi flequillo cortina —no me atreví tanto como para lanzarme con el flequillo recto—, de mi vuelo a la capital francesa del sábado pasado y, sobre todo, de mi nuevo descubrimiento en materia de cuidado capilar. Porque sí, la ejecutiva de cuentas es la mejor publicitaria dentro y fuera de la ficción, y a mi, al menos, me ha convencido con su última campaña.
‘Shining Through’, la clave del brillo capilar
Porque mientras todos se fijaban en sus looks —con razones de peso para ello—, yo me quedaba embobada viendo el movimiento y la sedosidad de su pelo. Una melena que, como reza el claim de su nueva estrategia de marketing, brilla con luz propia (‘Shining Through’, en referencia al producto ficticio que protagoniza una de sus últimas campañas: el icónico champú de Augustinus Bader). En la serie el champú en cuestión era parte de la ficción, pero aún así, como buena fan, no pude evitar probar la línea de cuidado capilar de la firma en la vida real. ¿El resultado? Una melena effortless al más puro estilo parisino, brillante y sin el más mínimo rastro de apelmazamiento, que también ha conquistado a personalidades dentro y fuera de la gran pantalla como Victoria Beckham. Emily in Paris, una vez más, tenía razón: la clave del brillo capilar estaba aquí.
“Fue una integración argumental orgánica, nos encanta la serie y nos entusiasmó cuando los productores se pusieron en contacto con nosotros para formar parte de la historia”, afirma el doctor Augustinus Bader a propósito de una colaboración que fascinaría incluso a la mismísima Sylvie. “La clave del éxito de nuestra línea capilar está en sus fórmulas limpias y en los resultados inigualables demostrados por amplios ensayos clínicos. La tecnología que hay detrás es nuestro TFC8® respaldado por más de 30 años de investigación e innovación, compuesto por vitaminas, lípidos y péptidos patentados de alto rendimiento para crear el entorno ideal para la renovación celular y transportar nutrientes clave a las células para un cuidado inteligente y adaptable a los folículos del cuero cabelludo. Un cabello bonito no es posible sin un cuero cabelludo sano”, argumenta Bader. Y así es; desde que lo he probado mi melena no solo está mucho más suave y brillante, también más saludable —y con olor a rosas y geranios—. Todo ventajas.
“Para nosotros era importante crear una colección libre de productos químicos agresivos y conservantes que pudieran dañar el cabello, el cuero cabelludo o la raíz, y proporcionar beneficios sostenibles a largo plazo. El champú y el acondicionador enriquecidos, por ejemplo, se sometieron a un riguroso proceso de creación para garantizar una eficacia óptima: tuvimos que crear más de 20 prototipos antes de lograr nuestra fórmula final”, añade el doctor responsable de la firma homónima. Conclusión: un lujo para el cabello enfrascado sin el que yo, al menos, ya no puedo vivir. A veces, la realidad supera a la ficción.
