Estrenada en 1997, ‘Mejor… imposible‘ (‘As Good As It Gets’ en inglés) es una de esas películas que logran equilibrar humor, drama y romance con una naturalidad que muy pocas han conseguido. Dirigida por James L. Brooks y protagonizada por Jack Nicholson, Helen Hunt y Greg Kinnear, logró conquistar a la crítica, al público y a la Academia de cine, que le otorgó dos premios Oscar a sus protagonistas. La historia sigue a Melvin Udall (Nicholson), un escritor maniático y huraño cuya rutina cambia al cruzarse con Carol (Hunt), una camarera y madre soltera, y Simon (Kinnear), un artista en crisis.
Una comedia incómoda y tierna
Lo que distingue a ‘Mejor… imposible’ de otras comedias románticas es su tono. Brooks apuesta por un protagonista que rompe con los moldes: Melvin es racista, homófobo, misántropo y completamente incapaz de interactuar con el mundo de una manera sana. Sin embargo, el guion se atreve a mostrar grietas en esa coraza de crueldad. No busca justificar su comportamiento, sino plantear si una persona tan difícil puede abrirse a la posibilidad del amor y la empatía. Y Nicholson, con su habitual magnetismo, convirtió a un personaje detestable en uno imposible de ignorar.
En este contexto, el contrapeso perfecto es Helen Hunt como Carol, que aporta humanidad y vulnerabilidad a la historia. Su relación con Melvin no es tanto un romance de cuento de hadas como una negociación constante entre la paciencia y la desesperación. El filme muestra con crudeza lo agotador que puede ser cuidar de alguien que no se deja ayudar, y lo hace sin perder el pulso cómico. Carol representa al espectador: alguien que sabe que Melvin es insoportable, pero que también percibe que hay algo debajo de su agresividad.
Y la otra pata fundamental de la película es Simon, un personaje que le da al relato un aire más tierno y profundamente humano. El vínculo que se forma entre Melvin y Simon funciona como catalizador del cambio, obligando al escritor a enfrentarse a sus prejuicios. Aquí la película toca un nervio sensible: en los noventa, la representación de un hombre gay en una comedia romántica de Hollywood todavía era un terreno arriesgado, y ‘Mejor… imposible’ se atrevió a hacerlo con sensibilidad y calidez, incluso cuando la mirada de Melvin hacia Simon es, al inicio, abiertamente hostil.
Por último, quizá me quedaría con su manera de combinar lo corrosivo y lo entrañable. No es una película cómoda de ver – de hecho, ha envejecido regular y muchas de las frases de Melvin siguen sonando brutales y ofensivas-, y ha generado debates sobre si el personaje es “redimible”. Pero, al mismo tiempo, hay un poder catártico en ver cómo alguien tan tóxico se ve obligado a evolucionar a pesar de sí mismo. Y también sale un perrito adorable.
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