Hoy en TV, Alicia Vikander lo peta en una de las primeras películas que rompieron la maldición de las adaptaciones de videojuegos: ‘Tomb Raider’


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Antes de que este tipo de producciones comenzasen a traer alegrías bajo el brazo, especialmente en la pequeña pantalla, con títulos de la talla de ‘Arcane’, ‘Fallout’ o ‘The Last of Us’, las adaptaciones de videojuegos al formato audiovisual pasivo solían estar condenadas al desastre desde incluso antes de su estreno, casi como si pesase sobre ellas una suerte de maldición imposible de evitar bajo ningún concepto.

Una vez superado el ecuador de la década de los 2010, los estudios comenzaron a enderezar su rumbo en lo que respecta a estos productos, y una de las primeras muestras de que se podían hacer las cosas medianamente bien llegó de la mano del realizador noruego Roar Uthaug —responsable de la encomiable disaster movie ‘La ola’— y una licencia tan querida entre la comunidad jugona como ‘Tomb Raider’.

Vikander sobre todo lo demás

El reinicio de la franquicia cinematográfica, estrenado en 2018, logró despuntar frente a sus predecesoras gracias a un elemento diferencial: el propio reboot de las peripecias de Lara Croft en los notables ‘Tomb Raider’, ‘Rise of the Tomb Raider’ y ‘Shadow of the Tomb Raider’, lanzados en 2013, 2015 y 2018 respectivamente. Una trilogía que adoptó una aproximación más «fílmica» tanto a nivel audiovisual como en lo estrictamente narrativo.

Sin duda, tener un material mucho más «adaptable» sirvió a Uthaug para construir un relato mucho más sólido que los protagonizados por Angelina Jolie a principios de siglo y con un tratamiento de personaje más cuidado y alejado de la hipersexualización que marcó a la arqueóloga desde sus primeras andaduras en PlayStation. Por desgracia, el realizador y su equipo terminaron perdidos entre reciclajes y calcos del material original y un sentido de la aventura bastante descafeinado.

Pese a su estimable diseño de producción y sus ambiciosas setpieces, planificadas y editadas con muy buena mano, la última ‘Tomb Raider’ hasta la fecha se diluyeron entre pantallas verdes, diálogos forzados y una nula voluntad por innovar que se tradujo en la enésima réplica descafeinada de Indiana Jones —su clímax no deja de repetir sin vergüenza alguna los esquemas de ‘La última cruzada’—. Pero, además de su capacidad para entretener sin exigencias, la cinta escondió un arma secreta inesperada que tiene nombre y apellido: Alicia Vikander.

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Con la sombra de Jolie aún proyectándose sobre la saga, la actriz sueca se eleva como el único reclamo necesario para hacer que la película sea más que digna que nuestro tiempo, destilando carisma, un físico sorprendente y una calidad interpretativa por encima de la media que hace aún más evidente que el proyecto se le quedó pequeño.

Sólo por Vikander merece la pena encender la televisión esta noche, poner TVE1 a las 22:00h y pasar un rato entre saltos plataformeros, supervivencia y unos cuantos clichés. No te cambiará la vida, pero te mantendrá un par de horas pegado a la pantalla soñando con lo que podría haber sido la secuela dirigida por Ben Wheatley que estuvo a punto de materializarse hasta que el COVID-19 lo puso todo patas arriba.

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