Impasse profesional: cómo salir y tomar impulso
No estás quemada. Tampoco desmotivada del todo. Cumples, entregas, funcionas. Pero por dentro, nada se mueve. Es como si tu carrera –la que antes te definía, te retaba, incluso te ilusionaba– hubiera entrado en pausa. Una pausa sin fecha de caducidad. Lo que antes te estimulaba ahora apenas te interesa. Y aunque sabes que necesitas cambiar, no sabes muy bien el qué. No es agotamiento. Es otra cosa más compleja de explicar: es un impasse profesional.
¿Y si estar atascada no fuera el final, sino el inicio de algo mejor? En el libro Getting Unstuck: A Guide to Discovering Your Next Career Path, Timothy Butler –psicólogo, docente y asesor en Harvard– propone que los bloqueos profesionales no son errores ni desvíos, sino transiciones inevitables. A través de un enfoque riguroso y profundamente humano, el autor estructura lo que denomina el ‘ciclo del impasse’: una secuencia de seis fases predecible que comienza con la crisis (dolorosa o silenciosa) y concluye con la acción decidida. Entre medias, hay autocrítica, redirección, apertura y redescubrimiento.
No edulcora el proceso: del mismo modo que la resistencia interna y el ruido mental se imponen sin aviso, también el esfuerzo por superarlos resulta ineludible. Para alcanzar la claridad no basta con reflexionar, hay que experimentar, observar, equivocarse, probar otra vez. El experto en autoevaluación profesional y en procesos de coaching de carrera no propone salir corriendo del callejón sin salida donde estás, sino entender qué fue lo que te llevó hasta este punto. Porque el talento no es suficiente si lo acompaña el miedo y la pasión se apaga cuando has olvidado qué es lo que te motiva.
El impasse profesional es algo así como un umbral. Un punto de inflexión. Ese momento en el que detectas que tus herramientas habituales han dejado de funcionar y sientes que el camino que te ha traído hasta aquí ya no te puede llevar más lejos. Existe un desajuste entre lo que haces y lo que necesitas hacer para seguir creciendo. “La energía y la inspiración empiezan a desvanecerse; nuestra convicción parece menos firme. Comenzamos a oír la voz punzante de nuestro crítico interno y resurgen viejas dudas sobre nuestra capacidad y nuestro rumbo. Sentimos que nos hundimos y retrocedemos al mismo tiempo”, explica Butler. Estas sensaciones que suelen generar alarma son la señal de que algo está pasando. “Hemos llegado a una frontera crucial”. No obstante, paradójicamente, esa disonancia puede ser el comienzo de algo más consciente y honesto.
Una mirada hacia el interior
Frente a este tipo de estancamiento, de forma instintiva, solemos buscar un cambio externo: un nuevo puesto de trabajo, una nueva empresa, incluso una nueva ciudad. Pero el experto propone lo contrario. El verdadero cambio –el que sirve, el que transforma– no empieza fuera, sino dentro. La solución frente a la desconexión con la rutina, frente a la sensación de duda constante, es prestar atención a la conversación interna donde una parte de nosotras quiere avanzar mientras otra no sabe en qué dirección. Un ruido que es fácil confundir con simple desánimo, pero que no lo es. Es la señal de que toca ajustar la brújula.