Incluí estos hábitos nocturnos en mi rutina semanal y esto fue lo que pasó

Hábitos nocturnos que he implementado: leer y escribir lo aprendido

Me considero una inconformista, algo que nunca he sabido si colocar en la columna de las virtudes o de los defectos. Supongo que, como todo, dependerá del cómo, del cuánto y del cuándo, así que he decidido canalizar esa búsqueda constante en un afán por mejorar cada día, aunque intentando trabajar también la flexibilidad y la compasión hacia mí misma —sí, el perfeccionismo también me viene de serie—. Es así como dedico parte del tiempo libre que tengo a leer, escuchar pódcasts o poner en práctica algún método que prometa hacerme más fuerte, más lista o más serena, lo que me llevó a profundizar en el trabajo de Robin Sharma.

Si te suena su nombre puede que sea porque has leído o al menos escuchado sobre su famoso libro de autoayuda ‘El monje que vendió su Ferrari’, o ‘El club de las 5 de la mañana’ (esto tengo claro que no lo voy a intentar). Hace unos días lo escuché en una entrevista hablar de los hábitos que él práctica y que pueden mejorar exponencialmente la vida de cualquiera, y uno de ellos llamó especialmente mi atención. Se trata de dedicar 45 minutos a leer todas las noches, y otros 15 a escribir lo aprendido, eligiendo, preferentemente, alguna autobiografía, un libro de psicología, economía o cualquier tema que te invite a conocer algo nuevo.

La mera idea de probarme que mi niebla mental podía esfumarse y que soy capaz de mejorar mi memoria, me parecía del todo sugerente, así que me lancé al experimento de incorporar hábitos nocturnos 5 días por semana y esto fue lo que sucedió.

#1. He dejado de ser una vaga intelectual que se limita a recibir kilotones de información. Ahora soy más activa en lo que leo o veo, soy capaz de discernir lo que interesa y lo que no, y he desarrollado un pensamiento crítico que hasta ahora era bastante endeble.

#2. Me siento más creativa. ¡De verdad! Hay días que después de dedicar esos 15 minutos a escribir lo que acababa de leer, siento un impulso irrefrenable a seguir anotando algunas de las ideas que aparecen conforme avanzo en mi práctica.

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