La historia dice que los obuses autopropulsados M109 de fabricación estadounidense vieron acción por primera vez en la Guerra de Vietnam. Si bien desde entonces esta artillería móvil ha recibido varias actualizaciones para mantenerse en activo, España cuenta a día de hoy con varios de los M109 A5 que recibió durante la década de 1970, hace ya más de medio siglo. El Ejecutivo quiere jubilarlos y, a ello, va destinado uno de los 31 Programas Especiales de Modernización (PEM), que el Gobierno anunció en abril para incrementar el gasto en defensa hasta el 2% del PIB este mismo año. Y por ese contrato pujarán dos compañías con capacidad de producción nacional: la española Indra, que en julio oficializó la compra de la planta de El Tallerón a Duro Felguera para producir allí vehículos terrestres militares; y la estadounidense General Dynamics, que a través de su filial europea General Dynamics European Land Systems (GDELS), dueña de Santa Bárbara, busca convencer al Ejecutivo de que le compre el Némesis, su sistema de artillería sobre cadenas, el cual presentó junto a su socio KNDS en la Feria Internacional de Defensa y Seguridad (Feindef) celebrada en mayo en Madrid.
“Es el sistema de este tipo más moderno que existe. En este momento, son fundamentales las capacidades inmediatas. Indra es muy buena en otras áreas, como las comunicaciones, pero no lo es a día de hoy en movilidad terrestre”, defienden fuentes cercanas a GDELS. En Indra, por su parte, argumentan que son la mejor opción para que el Ejecutivo desarrolle capacidades nacionales. “Hablamos de lograr autonomía estratégica. Si nunca inicias el proceso para tener capacidades propias, nunca las tendrás. Siempre es más fácil comprarle el producto a otro”, indican fuentes cercanas a la tecnológica presidida por Ángel Escribano, que trata de ganar músculo a toda velocidad en el campo de los vehículos terrestres militares para optar a los miles de millones que ya están empezando a llover sobre el sector. Si bien aún no se ha adjudicado ningún contrato de los 31 PEMs de forma oficial, Industria ya ha aprobado la prefinanciación de 13 de ellos, con más de 7.300 millones de euros en préstamos al 0% de interés para la industria.
En cuanto al Némesis, se trata de un sistema de artillería blindada basado en el vehículo Ascod de GDELS, equipado con un cañón AGM 155 mm/L 52 totalmente automatizado. “Aúna la máxima potencia de fuego indirecto, un alto nivel de protección de la tripulación y movilidad sobre cadenas incluso en los terrenos más abruptos”, dijo la compañía de capital estadounidense durante la presentación del vehículo en la cita de la industria militar madrileña. Allí también mostró a su homólogo sobre ruedas, el 10×10 Piranha.
Frente a esto, Indra deberá sobreponerse al handicap de no tener patentes propias, debido a su cortísima vida en el campo de los vehículos terrestre militares —su división Indra Land Vehicles se creó este mismo año—. Sin embargo, a su favor juega el memorando de entendimiento que firmó con la alemana Rheinmetall en Feindef para el desarrollo de plataformas terrestres.
Otro PEM al que apuntarán Indra y GDELS serán el del lanzapuentes sobre ruedas, un tipo de vehículo que permite lanzar puentes entre dos zonas para que pasen otros vehículos militares. Según el Plan Industrial y Tecnológico para la Seguridad y la Defensa, el Ejecutivo busca hacerse con 116 unidades de lanzapuentes en diferentes configuraciones como apoyo a los VCR 8×8 Dragón, un blindado cuyo desarrollo ha agriado las relaciones entre ambas compañías y el Ejecutivo por sus continuos retrasos.
El conflicto por el 8×8 Dragón
Este vehículo blindado corre a cargo de Tess Defence, una unión temporal de empresas en la que Indra ha tomado el control tras pagar 107 millones a sus socios —Sapa, Escribano Mechanical & Engineering (EM&E) y la propia GDELS— para hacerse con un 26,34% adicional de Tess y llegar hasta el 51,01%. El VCR 8X8 Dragón se trata del mayor contrato destinado a modernizar el armamento del ejército de tierra de los últimos años, con un presupuesto de unos 2.500 millones, pero ha sufrido constantes incumplimientos en sus plazos de entrega.
Esto ha hecho que el Ejecutivo lleve un año barruntando la posibilidad de multar a Tess. El Ministerio de Defensa, de hecho, envió un escueto comunicado este martes en el que informaba de que la titular de la cartera, Margarita Robles, había trasladado a los principales directivos de Indra “su preocupación por los sucesivos retrasos del programa”, ante cuyo incumplimiento el Ejecutivo se reserva “las acciones oportunas”.
Lo cierto es que a pesar de sus quejas respecto al 8×8 Dragón, el Ejecutivo solo tiene para elegir entre las dos principales compañías que conforman Tess de cara a los próximos contratos de vehículos militares terrestres. Indra, además del acuerdo con Rheinmetall, apunta en el corto plazo a comprar EM&E, la empresa de su propio presidente, operación que quiere acelerar para tenerla cerrada antes de final de año. Su adquisición, que la compañía planea hacer sin salida de caja, como adelantó este medio en julio, daría a Indra capacidades industriales inmediatas —con centros de producción ya abiertos o en proceso de abrir en Huesca, Jaén, Córdoba, Asturias y Valencia— que se sumarían a la planta de El Tallerón, en Asturias. De hecho, EM&E presentó en Feindef un blindado, en este caso un 6×6, el Ferox.
Los Pizarro y los Leopard
GDELS, por su parte, parece que se quedará con el PEM referente a la actualización de los Pizarro, un tipo de blindado de hasta 30 toneladas basado también en la plataforma Ascod, que la propia compañía fabricó a través de Santa Bárbara para el ejército de tierra español. Este PEM, que para 2025 prevé una inversión pública de 60 millones —la factura final será mucho mayor, ya que será un proyecto plurianual— y la adquisición de 119 unidades, supone el “desarrollo de un vehículo de combate de cadenas que permita a las unidades de maniobra operar en cooperación con las formaciones de carros de combate”, según el Plan Industrial y Tecnológico para la Seguridad y la Defensa de 2025.
De cara al año que viene, la madre de todas las batallas en el ámbito de los vehículos terrestres será la actualización de los tanques Leopard, un tipo de vehículo que dobla en peso a los Pizarro. En esa disputa, Indra tendrá a su favor la alianza con Rheinmetall.
Prefinanciación de 13 PEMs
El Ejecutivo ha aprobado en las últimas semanas la prefinanciación de 13 de los 31 PEMs con 7.333,85 millones de euros en préstamos al 0% de interés. La más beneficiada hasta el momento ha sido Airbus, con 3.680 millones para seis PEMs destinados a modernizar los helicópteros y los sistemas de adiestramiento del ejército del aire. A esto suma parte de los 350 millones para el PEM del FCAS (el Futuro Sistema Aéreo de Combate europeo), cuya mayor parte va a parar a Indra. Navantia se ha quedado con 2.292 millones de euros hasta 2031 para cinco PEM, entre los que se encuentra la modernización de las fragatas F-100 que convivirán con las F-110, cuya primera unidad Navantia entregó en septiembre. Indra también se llevará buena parte del PEM destinado al desarrollo y fabricación del nuevo satélite de observación de la tierra PAZ II, que sustituirá al PAZ I, cuya vida útil se acabará entre 2030 y 2031. Este PEM irá a parar a Hisdesat, en la que Indra controla el 43% correspondiente a Hispasat (de la que compró el 89,7% por 725 millones en febrero) y el 7% que tiene ella misma.