Inductores de colágeno vs ‘fillers’: qué son y cómo funcionan

Inductores de colágeno: la nueva tendencia en medicina estética

La medicina estética avanza al ritmo que marcan las tendencias de belleza —o puede que sea al revés—, y en esta dinámica, empieza a ser cada vez es más habitual acudir en busca de profesionales médicos que ofrezcan resultados naturales y que mejoren, no sólo la apariencia, sino también la calidad de la piel. No hay más que echar un vistazo a cualquier alfombra roja para advertir que, aunque con la cautela propia de Hollywood, las arrugas han dejado de ser algo contra lo que luchar, mientras que los rostros sin expresión han sido cambiados por pieles jugosas y llenas de luminosidad. Y ciertos casos de abuso y mal uso de la medicina estética han podido ser revertidos para devolverles su mejor aspecto.

A diferencia de lo que ocurría hace una década, ahora se buscan rostros que sean armónicos y proporcionados sin perder su identidad, ese efecto buena cara que todos notan y que nadie se atrevería a mencionar que es obra de un médico estético. El ácido hialurónico sigue siento la estrella, aunque ahora en cantidades ínfimas, aplicado en lugares estratégicos y acompañado de inductores de colágeno, además de neuromoduladores y distintos tratamientos para trabajar en la calidad de la piel.

Desde hace unos meses el debate se centra, sobre todo, en el papel de los inductores de colágeno frente a los rellenos de ácido hialurónico o fillers. Cada uno de ellos es utilizado para distintos fines, aunque existe mucha confusión al comparar sus virtudes. El doctor Ángel Martín, director médico de Clínica Menorca y experto en rejuvenecimiento facial, destaca que “con estos tratamientos, logramos un resultado integral, casi comparable a una cirugía, pero de manera menos invasiva y con resultados duraderos y naturales”, destacando su capacidad para tonificar y reafirmar la piel desde el interior.

¿Fillers o inductores de colágeno?

Para Rachel Keys, enfermera dermoestética, es importante dejar claras las diferencias entre ambos tratamientos. “Los fillers son sustancias de relleno que utilizamos para restaurar volúmenes perdidos, definir contornos y corregir arrugas estáticas. Los más comunes son los de ácido hialurónico, que permiten resultados inmediatos con una textura natural. Mientras que los inductores de colágeno, en lugar de aportar volumen de manera directa, actúan estimulando la producción natural de colágeno en la piel, lo que mejora la firmeza y la calidad del tejido con el tiempo”.

La doctora Carmen Fernández Ayestarán aclara que no son incompatibles, al contrario, son el tándem perfecto. “Cuando los rostros necesitan sujeción y definición por pérdida ósea o por falta de tejido muscular, utilizamos el ácido hialurónico, que bien inyectado en zonas molares o en la mandíbula, nos va a dar una buena estructura facial para después aplicar los inductores de colágeno. Estos van a mantener lo que hemos creado, haciendo de sostén de los tejidos dérmicos gracias al aumento del colágeno”.

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