Italia defiende el peaje de más de un euro por kilómetro en el macropuente que construirán Webuild y Sacyr en el Estrecho de Messina | Empresas

Ni las tarifas más caras del mundo ni nada que no puedan permitirse los conductores que en el futuro cruzarán el Estrecho de Messina, usando el puente que van a construir la italiana Webuild, la española Sacyr, la japonesa IHI y las también italianas Condotte e Itinera. Eurolink, consorcio adjudicatario del macroproyecto, espera el visto bueno definitivo para arrancar con el proyecto mientras que la concesionaria de titularidad pública, Stretto di Messina, ha tenido que defender en las últimas semanas la aplicación de tarifas en una infraestructura presupuestada en su totalidad en 13.500 millones de euros, y de la que la obra principal, en manos de Sacyr y sus socios, asciende a 10.600 millones que irán con cargo a los presupuestos públicos. El peaje estará entre los 4 y los 7 euros por paso, lo que supondrá el pago de más de un euro por kilómetro.

Las especulaciones sobre precios astronómicos, siempre por encima de los 10 euros por vehículo que llegaron a establecerse como tarifa límite en el planeamiento inicial, han hecho que la promotora tenga que publicar los precios siete años antes de la apertura al tráfico. El paso de 3,6 kilómetros sobre el mar, que unirá Sicilia con la bota italiana, debería estar listo en 2032. En medios y redes sociales se ha estado comparando la tarifa media por circular por las autopistas italianas, de siete céntimos por kilómetro, con distintas cantidades que podrían exigirse en el esperado puente.

El peso para los usuarios, ha llegado a defender el consorcio, será muy inferior al de la actual opción de cruzar en barco. Pero más allá de sacar el escudo ante la crítica, las concesionarias del puente se fajan en defensa del pago por uso como única opción para soportar tal inversión en obras y conservación. La previsión es que la totalidad de la inversión haya sido amortizada a la expiración de la concesión, en 2062.

La singularidad y complejidad de esta construcción es comparable, a veces superior, a la del puente Øresund entre Dinamarca y Suecia, con peajes a partir de 77 euros; el túnel bajo el Mont Blanc que comunica Italia y Francia, donde hay que pagar 50 euros por recorrer sus 11,6 kilómetros; el Golden Gate de San Francisco, que parte de 9,75 dólares en sentido de entrada a la ciudad californiana, o el túnel bajo el Canal de la Mancha, que enlaza Francia con Reino Unido a partir de 60 euros por paso. Desde Stretto di Messina se sostiene que comparar el peaje por kilómetro de este puente de Messina con el de otras autopistas convencionales es hacer trampa, al tener que contabilizarse parámetros como la complejidad técnica del proyecto, su coste o el beneficio para los usuarios y sus comunidades. La infraestructura también permitirá el tráfico ferroviario.

La que será una de las mayores obras de la historia europea está a la espera de su publicación en el Boletín Oficial de la República de Italia (Gazzetta Ufficiale). El proyecto final fue aprobado el 6 de agosto por el Comité Interministerial de Planificación Económica y Desarrollo Sostenible (CIPESS, por sus siglas en italiano), lo que ya sirvió para que Webuild, Sacyr y demás compañeras de consorcio procedieron a la firma del contrato.

Están listos el plan económico-financiero, el programa de obras, la planificación de las actuaciones preparatorias o los permisos de impacto ambiental. Con el sello del Boletín Oficial, comenzará el proceso de las expropiaciones de suelo, una vez que se ha otorgado la declaración de utilidad pública del proyecto. Se prevé que los trabajos comiencen a mediados de 2026 mientras culminan diversos estudios geotécnicos e incluso arqueológicos.

Las constructoras pretenden empezar en mayo con las conexiones del puente por carretera y ferrocarril; en septiembre lanzarán los trabajos para levantar tres nuevas estaciones de tren, y las torres del puente deberían ejecutarse a partir de marzo de 2027. Estas últimas, con pilones de acero, tendrán 399 metros de altura. Desde el punto de vista ambiental se va a monitorizar el impacto de las actuaciones en un área de 43 kilómetros cuadrados en Sicilia, de 15 kilómetros cuadrados en Calabria, y en 1.600 kilómetros cuadrados de superficie marina.

Récord

El puente sobre el Estrecho de Messina tendrá el vano suspendido más largo del mundo, con 3.300 metros (supera en un kilómetro al puente Çanakkale de Turquía). Sacyr cuenta con un 22,4% en el consorcio constructor Eurolink, del que la local Webuild es primera accionista. Las dos hicieron tándem en la obra de ampliación del Canal de Panamá, así como en la construcción de otros puentes.

Bajo diseño de la danesa COWI, la infraestructura tendrá un tablero de 3.666 metros de longitud y 60 metros de ancho, con un gálibo máximo de 72 metros. Sobre él se desplegarán tres carriles por sentido para el tráfico de vehículos, dos vías de tren y otros dos carriles de servicio. Sacyr ha explicado que la estructura será capaz de acoger el paso de 200 trenes al día y de 6.000 vehículos por hora.

Además de los pilones de casi 400 metros de altura, la estructura será soportada por cables de 1,26 metros de diámetro y 5,3 kilómetros de longitud. Entre los desafíos que afrontará el puente están el del fuerte régimen de vientos en el paso marítimo (hasta 160 kilómetros por hora) y la actividad sísmica. Las constructoras han pensado en un sistema de monitorización en favor de su explotación segura y del mantenimiento preventivo.

Las conexiones del puente con la región calabresa se extenderán cerca de diez kilómetros, con 2,7 kilómetros de vías férreas. En la parte siciliana habrá 10,4 kilómetros de nuevas carreteras y 17,5 kilómetros de línea ferroviaria. En la planificación de la obra se han estimado la excavación de 12 millones de metros cúbicos de tierra en la isla, y de 4,5 millones de toneladas en la península. Este material será reutilizado en las nuevas carreteras y para la recuperación ambiental de la costa del Tirreno.

Si ha habido una figura política comprometida con este desarrollo esa es la del ministro de Infraestructuras, Matteo Salvini, quien empujó en 2023 para la reactivación de la sociedad pública Stretto di Messina, participada de forma mayoritaria por los ministerios de Economía y de Transportes, y por las regiones de Calabria y Sicilia. Sigue vigente el diseño de 2011, cuando Webuild y Sacyr acariciaron la posibilidad de ver aprobado el proyecto. El Gobierno persigue ahora potenciar las regiones sureñas como polos logísticos, en competencia con el Levante español, la costa francesa y grandes puertos de Marruecos como Nador y Tánger Med.

El puente del Estrecho de Messina estuvo sobre la mesa del Gobierno democristiano de Arnaldo Forlani en 1981; el proyecto fue rescatado por Silvio Berlusconi en 2001, y parado de nuevo por Romano Prodi en 2006. Cuando los planos volvieron a salir del cajón, la puntilla a esta macroinversión fue puesta por Mario Monti en plena crisis financiera y ante la orden de austeridad que impuso Bruselas. Ya en 2005 hubo debate sobre los peajes. Entonces estaba previsto el cobro de 5 euros a las motos, entre 9 y 16 euros para automóviles y hasta 50 euros a los camiones.

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