En Yo, adicto, el libro que Javi Giner (Barakaldo, 1977) publicó hace algo más de tres años, se narraba un proceso de desintoxicación de la cocaína y el alcohol desde el momento en el que el protagonista, el propio Javi, se encontraba en algunas situaciones en las que a pocos les gustaría verse. Y en las que a nadie le gustaría ver a su familia más cercana involucrada. A lo largo de una serie de capítulos, el volumen contaba la entrada en un centro para poner fin a años de adicción y dependencia de las drogas. Ahora que el libro va por su novena edición en librerías, la historia llega a Disney+, a través de su canal Star, a partir del 30 de octubre en forma de serie. Una producción en la que el propio Javi Giner figura como cocreador junto a Aitor Gabilondo (Patria), guionista –al lado de Alba Carballal y Jorge Gil Munarriz– y director, labor que comparte con Elena Trapé. “Cuando empecé a recibir ofertas para la adaptación del libro, una condición obligada para sentarme a hablar era que yo iba a ser showrunner –productor ejecutivo– y por ello, director y guionista. Aitor lo respetó desde el minuto cero y Disney también”, comparte frente a una coca cola light, la bebida que lo acompaña desde hace más de una década, en un céntrico hotel de la capital.
Javi Giner estudió Cine, pero a su vuelta de Estados Unidos, donde cursó dos años en la escuela de esta disciplina de Los Angeles, encontró trabajo en una agencia en Madrid. Era jefe de prensa. Fue en esa época, con veintitantos, cuando se perdió en sus adicciones y terminó en una situación de lo más sórdida que se refleja en el primero de los capítulos de Yo, adicto, lo que precipitó su entrada en la clínica. “Hacer esto no tenía nada que ver con un lugar de vanidad, megalomanía u oportunidad. Más bien, se trató de cuidar el material del que está construida esta historia, que es la mía”, explica Giner. “Es mi historia más íntima, más dolorosa, más oculta y más frágil. El material con el que está hecha esta serie son mis tripas y mi alma, y tengo que vivir el resto de mi vida con ella, también con la representación de personas que lamentablemente ya no están y para mí significaron mucho en mi recuperación. No podía dejarlo en manos de cualquiera”, continúa. “Ese personaje que está en pantalla soy yo, pero a su vez son millones de almas que no tienen el espacio que yo tengo para poder explicarlo”.