Jenna Ortega demuestra que combinar estos dos colores supone un acierto total
Después de hipnotizar a medio mundo con su vestido de Vivienne Westwood vintage para la première de ‘Beetlejuice Beetlejuice’, la actriz ha paseado por Nueva York con otro estilismo desenfadado pero que tiene mucho de lo que debemos aprender. La elección de Jenna Ortega se situaba entre lo preppy, lo nostálgico y lo romántico. ¿Tremenda fusión, cierto? La verdad es que era uno de esos looks que demuestran que con un poco de originalidad y un buen fondo de armario se pueden crear combinaciones que rozan la excelencia. Esto es todo lo que tenemos que argumentar al respecto.
En primer lugar, es hora de hablar de su vestido de tendencia romántica y en blanco inmaculado. A principios de temporada se elevaba la coquette aesthetic como la predilecta para protagonizar nuestros estilismos este verano 2024, así ha sido. La forma en la que se materializaba de manera más común ha sido a través del vestido corto blanco de reminiscencias románticas y a la vez insinuante. Compuesto por dos partes, la zona de la falda y la parte del torso, este tipo de vestidos juega con los contrastes y las proporciones dando un mayor volumen a la parte inferior y amolda más la superior. El diseño de la actriz incorporaba la técnica del plisado en la falda y el diseño de la otra era de corte sencillo. Por lo general y muy al hilo de la tendencia, las parte superior incorporaban lazos y diseños encorsetados aportando así la idea de la insinuación coqueta. Al vestido superponía una americana negra de corte ligeramente ajustado que contrastaba con el volumen del vestido y con el blanco propiciando una sinergia cromática perfecta para ser emulada de forma diaria.
En cuanto a su bolso, Ortega optaba por el modelo pequeño de Dior bautizado como Lady D-Joy, también en negro y a juego con sus mocasines que contrastaban con el blanco impoluto de los calcetines. Este año no hemos parado de ver calcetines blancos, no como un simple accesorio, sino como la pieza estrella en todos los looks. Su tendencia nostálgica que nos recuerda a las calcetas que nos ponían nuestras madres de pequeñas o las del uniforme del colegio los ha posicionado como uno de los accesorios favoritos para complementar todo tipo de estilismos. Concretamente, los calcetines blancos han recorrido un largo camino, pasando de ser un simple elemento presente en todos los armarios a un gesto estilístico con identidad propia.
Y, ¿qué decir de los mocasines? Ese calzado que odiábamos (con todas nuestras fuerzas) de pequeñas –y puede que no tan pequeñas también los denostásemos de forma habitual, nunca se puede nunca. De acuerdo, lección aprendida– está por todas partes. La triada estilística por excelencia, Hailey Bieber, Emily Ratajkowsky y Bella Hadid se han pasado las últimas temporadas demostrando que este tipo de calzado es el diseño en el que merece la pena invertir.
