Pasan los años y Charlie Sheen sigue siendo una de las figuras más fascinantes y, al mismo tiempo, controvertidas —de hecho, de ahí viene la fascinación— del siempre peculiar ecosistema hollywoodiense. No asustarse, porque si estamos hablando de él en este preciso instante no es porque la haya vuelto a liar, sino porque la gente de Netflix acaba de estrenar el documental ‘Alias Charlie Sheen’ que explora la vida del intérprete y, claro, ha vuelto a subir el pan.
Entre otras lindezas, tal y como recoge Variety, la pieza de no ficción recoge anécdotas como en la que el bueno de Charlie, decidió introducirse un cubito de hielo en el ano para contrarrestar el efecto del ciego que llevaba encima y mantenerse despierto durante el rodaje de ‘Asalta como puedas’. Pero hoy vamos a atender a otros temas algo más serios y, probablemente, mucho más aburridos que las técnicas interpretativas del actor.
¡Enséñame la pasta!
Concretamente, vamos a centrarnos en los problemas de desigualdad salarial que se dieron en el set de ‘Dos hombres y medio’, y que han sido comentados por Jon Cryer, coestrella de la mítica sitcom creada por Chuck Lorre, quien ha afirmado que percibía «un tercio» del sueldo de un Sheen que, pese a estar dando más de un quebradero de cabeza al equipo de producción —que se tradujo en su despido en la octava temporada—, no dudó en renegociar al alza su contrato.
«Está en pleno proceso de desmoronarse en todos los sentidos que puedo imaginar, y está renegociando su contrato para un año más de una serie en la que yo también se supone que debo estar».
Cryer recuerda cómo la táctica de negociación de Sheen, que según Forbes cobraba 1,9 millones de dólares por episodio, tendía a lo extremo, y la compara a las tácticas empleadas por el otrora dictador norcoreano Kim Jong-il.
«El dictador de Corea del Norte se llamaba Kim Jong-il. Se comportaba como un loco todo el tiempo y, por ello, recibía enormes cantidades de ayuda de países tan asustados que le lanzaban dinero. Pues eso fue lo que pasó aquí. [Las] negociaciones de [Sheen] se salieron de madre porque su vida se estaba desmoronando. Yo, cuya vida en aquel momento iba bastante bien, cobré un tercio de eso».
Para terminar, el actor duda de lo oportuno de dar su testimonio en ‘Alias Charlie Sheen’, abogando por dar un relato neutro de su relación y del modo en que, por aquél entonces, Charlie vivía su vida.
«Trabajé con Charlie Sheen durante ocho años. Y, si te preguntas cómo es trabajar con Charlie Sheen durante ocho años, cuando empecé, tenía pelo. Tenía ciertas reservas a la hora de participar en esto, en parte porque una constante en la vida de Charlie Sheen ha sido que la fastidia terriblemente, toca fondo y luego consigue remontar. Aporta mucha positividad a su vida… y entonces vuelve a quemarse. Sencillamente no puede evitar prender fuego a esa casa, y yo no quería formar parte de ese ciclo. No estoy aquí para ensalzarlo ni para hundirlo. Pero de verdad espero que esto no acabe mal».
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