En las últimas semanas, un clip de Justin Bieber enfrentándose a los paparazzi se ha vuelto viral en internet. En el vídeo, Bieber, visiblemente enfadado, defiende su derecho a marcar límites asertivos. «It’s not clocking to you that I’m standing on business» se ha convertido en un meme por su componente cringe. Bieber utiliza jerga afroamericana, pero la utiliza de forma incorrecta y forzada (Pitchfork lo explica). No hace falta decir que él no es afroamericano.
Bieber se ríe de este momento en ‘Standing on Business’, uno de los interludios incluidos en su nuevo disco anunciado por sorpresa, ‘SWAG‘, que incluyen al cómico Druski. En ‘Soulful’, Druski atribuye a Bieber una supuesta «negritud ganada», afirmando que tiene la «piel clara», pero el «alma negra». Como otros puntos de ‘SWAG’, incluido su título, no se sabe si va en broma o en serio. En 2014, Bieber afirmó que ya no usaba la palabra «swag» -también asociada a la jerga afroamericana- porque se estaba pasando de moda.
La idea de que un artista blanco tiene «alma negra» por hacer música R&B y hacerla bien es una idea bastante esencialista que pensaba habíamos dejado atrás en la época de Justin Timberlake, pero Bieber parece suscribirla decidiendo incluir este interludio en su nuevo disco. Y en ‘SWAG’ parece querer reafirmarse como artista blanco que hace R&B -no por nada el disco se titula como se titula- y como artista pop capaz de crear fuera del mainstream, colaborando con figuras del underground. ¿Pero qué ofrece él, a cambio?
Bieber ha pasado mucho en los últimos años, así que, para empezar, en ‘SWAG’ aporta su biografía, todo el lore de sus problemas de salud, su relación con Hailey Bieber y su reciente paternidad. Y, por supuesto, su reconocible -y ahora especialmente nasal- voz. ‘SWAG’ llega al mercado como un producto pretendidamente auténtico, casi improvisado, que contrasta con el material mainstream de discos como ‘Purpose’. El interludio ‘Glory Voice Memo’ parece una grabación de WhatsSapp varias veces reenviada por mail: así de mal suena.
La propuesta de ‘SWAG’ es deliberadamente cruda y casera, aunque se nota que la producción de Carter Lang, entre otros, está cuidada. En ‘SWAG’ abundan las guitarras bedroom-pop y las baterías lo-fi asociables a Dijon, uno de los principales colaboradores del álbum (presentes en el tierno single ‘Daisies‘), y es por tanto muy evidente la influencia de ‘Blonde‘ (2016) de Frank Ocean en todo el disco, incluso en melodías como la de la acústica ‘Zuma House’. Pero ‘SWAG’ también se inspira en el R&B-pop «cheesy» de los ochenta: los sintes de ‘Too Long’, ‘Way It Is’ o ‘All I Can Take’ aportan algunos de los mejores momentos del álbum. Sí, Bieber hace buen R&B y no, no necesita que Druski le reafirme de ninguna manera.
Bieber puede que no sea el principal autor del sonido de ‘SWAG’ -en eso parecen contribuir mucho sus colaboradores musicales, incluido el guitarrista Mk.gee-, pero sí posee una habilidad trabajada durante años para escribir buenos hooks. En ‘SWAG’ no hay hits a lo ‘Sorry’, pero sí melodías bonitas como la de ‘Butterflies’ -que samplea otro altercado de Bieber con los paparazzi- o ‘Go Baby’, que casi, casi parece una canción de Bon Iver. La progresión de acordes de ‘All I Can Take’ está especialmente lograda, y las composiciones de ‘Daisies’ y ‘Wait it Is’ destacan especialmente.
Sin embargo, Bieber parece caer en el mismo error que muchos artistas pop que confunden autenticidad con dejadez. Muchas canciones de este disco de 21 pistas suenan simplemente a medio hacer, y no porque sus estructuras sean libres o experimentales, sino porque ni siquiera parecen sostenidas como deberían. Piezas como ‘First Place’ o ‘Walking Away’ divagan sin rumbo; ‘Dadz Love’, a pesar de su interesante ritmo breakbeat, se limita a repetir frases sin contar realmente nada; y tanto la balada country ‘Devotion’ como la alternativa ‘405’ parecen esconder mejores canciones de las que han salido publicadas.
El disco intenta construir algún tipo de cohesión mediante interludios tan personales como ‘Therapy Session’, en el que Bieber reflexiona sobre la presión de lidiar con problemas personales en el ojo público, mientras Druski responde tonterías. Sin embargo, estos interludios no disipan la sensación de dispersión que domina el álbum. Por otro lado, ‘Forgiveness’, el sermón de Marvin Winans que concluye el disco, busca un cierre solemne, pero no es tan distinguible dentro del repertorio. Digamos que Lana Del Rey supo cómo incorporar uno similar con bastante más sentido.
Dado que Bieber ha confirmado que su disco pop «de verdad» está en camino, conviene tratar ‘SWAG’ como una especie de proyecto personal, libre y hecho un poco por amor al arte (con comillas, porque el disco al fin y al cabo está en el mercado). Es como un diario, como el segundo ‘Journals‘ (2013). En ‘SWAG’, Bieber intenta demostrar que, sin su ex mánager Scooter Braun, y sin las exigencias de la industria, también puede solo. La realidad es que aún depende enormemente de sus influencias -trabaje directamente con ellas o no- y de escritores que le ayuden a escribir mejores canciones.