Justin Theroux y Nicole Brydon Bloom se han casado. Su relajada boda en una playa de México

«No paré de repetir durante todo el fin de semana lo a gusto y lo querida que me sentía», comparte Nicole. «Nuestro oficiante y cuñado mío, Patrick McQuade, nos hizo parar un momento al final de la ceremonia para mirar a nuestros invitados y disfrutar de aquello. Me sentí llena de gratitud, amor y alegría. Ver tantas caras sonriéndome, de tantas generaciones y estilos de vida diferentes, fue muy reconfortante y muy mágico. Mirar los dulces ojos color avellana de Justin durante la ceremonia me hizo sentir muy segura y amada». Después de pasar por el altar, los recién casados se tomaron 10 minutos a solas para asimilar lo que acababan de vivir y comentar algunos de sus momentos favoritos de la ceremonia. «Fue una pequeña pausa antes de reunirnos con nuestra gente para el cóctel en el jardín», explica Nicole.

El vestido de la recién casada para la recepción fue en realidad el primero que tuvo claro. «Mi fabuloso estilista Thomas Carter Phillips me consiguió un precioso look vintage en Shrimpton Couture para la recepción y la fiesta posterior», explica. «Me puse un vestido de Chanel de 1997 con una gran abertura y lo llevé con los pies descalzos porque ya me había quitado los tacones esa noche».

La recepción comenzó con la actuación de un amigo íntimo de la pareja, Eliot Sumner, hije de Sting, que interpretó dos canciones. «De hecho, fue una de las primeras personas que vimos en Italia después de comprometernos», cuenta Nicole. “Cantó cuando estábamos con su familia en la Toscana, y al momento le dijimos que, el día que nos casáramos, nos tenía que ofrecer una serenata. No podíamos haber pedido mejor regalo«. Después, el padrastro de Nicole, Dan McNulty, pronunció un discurso como padre de la novia, y sus hermanas les dedicaron unas emotivas palabras en su papel compartido de damas de honor principales. «Los tres discursos me sacaron la lagrimita», dice Nicole. “Los padrinos de Justin estuvieron fantásticos en sus brindis e hicieron reír a carcajadas a todo el personal”.

A continuación, un grupo de mariachis condujo a los recién casados a la pista de baile, donde bailaron al son de I’ve Told Every Little Star, de Linda Scott. «Primer baile y homenaje a David Lynch«, dice el novio, colaborador habitual del director fallecido recientemente. «Bailamos durante tres horas seguidas con todos nuestros invitados bajo un techo lleno de bolas de discoteca», añade Nicole. «Mi abuela de 93 años, Laura Bloom, fue el alma de la fiesta». Paul Rudd también se marcó un divertido playback de Don’t Stop Me Now de Queen que revolucionó toda la pista de baile.

Los que se quedaron hasta altas horas de la madrugada acabaron refugiados en un pequeño bar del hotel. «Fue un despiporre, la música estaba genial, y Patrick, nuestro oficiante, no paraba de gritar: ‘¡Esta es la mejor noche de mi vida!’«. recuerda Nicole. «Algunas sirenas acabaron nadando en la piscina. Fue la forma perfecta de terminar un fin de semana fabuloso».

Este artículo se publicó originalmente en Vogue.com

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