Kieran Culkin habla sobre la interpretación, la ambivalencia y su nueva película, ‘A Real Pain’

Culkin todavía se maravilla de lo bien que se portó con él: “Fue tan maja como para dejarme a mi aire», dice, “así que… me tuve que quedar”. Cuando voló a Polonia, Stone se aseguró de que ella y su marido estuvieran en el mismo vuelo. Eisenberg compara el viaje coreografiado al aeropuerto con un intercambio de rehenes.

TikTok content

This content can also be viewed on the site it originates from.

No fue hasta el estreno de A Real Pain en Sundance cuando Eisenberg se enteró de lo cerca que había estado Culkin de desertar: «Me puse furioso», confiesa Eisenberg, «pero cuanto más le conocía, más me daba cuenta de que vive de una forma totalmente inusual en una industria plagada de servilismo». La mayoría de los actores trabajan movidos por el reconocimiento. Culkin trabaja a pesar de su inclinación natural.

Ambos reconocen que el rodaje tuvo un comienzo difícil. Culkin estaba acostumbrado a Succession, donde el creador Jesse Armstrong supervisaba un proceso de creación «muy, muy libre». Eisenberg había planificado al detalle toda la película antes de que sus compañeros pisaran siquiera el plató. Los problemas empezaron en las primeras horas. Eisenberg indicó a Culkin dónde debía colocarse. A Culkin le pareció que ese sitio no ere el adecuado: “Jesse me dijo: ‘Bueno, a mí no me parece tan raro’», cuenta Culkin, “y yo le dije: ‘Si lo hago, tengo que sentirlo”. La cosa siguió así durante una semana, hasta que Eisenberg por fin le dio permiso a Culkin para desviarse de las indicaciones prescritas. «Estuvo brillante», dice Eisenberg, “pero sigo sin entender cómo piensa o cómo trabaja. Venía sin el texto aprendido, yo le mostraba una página antes de empezar a rodar y él la memorizaba en el momento”. Eisenberg insiste en que Culkin mejoró la película, pero sigue sin poder explicar el mecanismo que utilizó. «Dejas de cuestionarte estas cosas», dice Eisenberg. “Kieran resultaba siempre electrizante y, a la vez, desconcertante en todo momento».

Al final, Charton y los niños estuvieron allí las dos primeras semanas de rodaje y después Culkin se quedo solo las tres siguientes. «Estaba en modo pánico todo el tiempo», cuenta. “Lo pasé fatal”. Si el trabajo, por el propio tema de la película, era ya angustioso de por sí, Culkin experimentó una desolación añadida que todavía le cuesta describir: «Joder, estaba destrozadísimo», dice. “Jesse me decía: ‘¿Pero qué te pasa?’”. Culkin sacude la cabeza. Muchos actores echan de menos a sus hijos. Para él, la experiencia fue traumática. Los dejó en el aeropuerto, se subió a un coche y rodó la escena en Majdanek a la mañana siguiente.

Independientemente de la ambivalencia que siente hacia la profesión que ha elegido, Culkin nunca ha logrado separarse mucho de ella. Después de Solo en casa, actuó en El padre de la novia. Estuvo en el reparto de Alguien como tú y Las normas de la casa de la sidra. Tenía 20 años cuando estrenó el clásico de culto La gran caída de Igby. En esa época conoció a la actriz Alison Pill. Como él, estaba muy metida en el mundo del teatro neoyorquino y vivía en el East Village. Ambos culminaban sus andanzas entre copas en el Bar None.

Pill recuerda que ya entonces le costaba entender cómo Culkin podía tomarse tan en serio su trabajo y a la vez despreciar tanto las exigencias típicas de la industria. «Era frustrante», dice, “Te dan todas esas oportunidades y tú las desprecias”. Culkin se saltaba las audiciones. No contestaba a los correos electrónicos. Todavía “ a sus agentes les cuesta contactar con él muchas veces”, revela su amiga.

Más tarde, tanto él como Pill formaron parte del reparto de Scott Pilgrim contra el mundo, protagonizada también por Michael Cera y Brie Larson. Culkin tenía 26 años y empezaba a pensar en la interpretación como algo más que un asunto de familia. Pero justo antes de que empezara el rodaje, Dakota, la hermana de Culkin, murió en un accidente de coche en Los Ángeles y él no se atrevía a irse. Quería hacer la película. Quería vivir su duelo. Se saltó todos los plazos.

Un mes después, envió un mensaje a Pill: ¿había empezado la producción? Le contestó que no y que se encontraba en ese preciso momento en una cena de todo el reparto con el director de la película, Edgar Wright. Wright salió y habló con Culkin durante 10 minutos. El actor cogió un avión y llegó al rodaje a la mañana siguiente.



Ver fuente

Farándula y Moda

Entrada siguiente

Rectores y científicos piden al Gobierno que rectifique la cancelación de las ayudas a la investigación con IA | Tecnología

Mar Ene 14 , 2025
Comparte en tus redes sociales Los rectores universitarios, las sociedades científicas y al menos 125 académicos afectados han mandado cartas o publicado comunicados para pedir al Gobierno que no suprima las ayudas anunciadas para la investigación con IA. En plenas fiestas navideñas, el Ministerio de Ciencia decidió sin aviso cancelar […]
EL PAÍS

Puede que te guste