La tormenta Barbie, al parecer, sigue tronando: un nuevo documental, La Barbie negra, acaba de llegar a la parrilla de Netflix para dar cuenta de que, a diferencia del reparto diverso e inclusivo que eligió Greta Gerwig para su película, la historia real de la muñeca de Mattel no ha sido, ni de lejos, un modelo de representación. Es por ello que la directora Lagueria Davis sintió la necesidad de contar cómo fue la llegada de las muñecas negras a la empresa juguetera. El documental, de algo más de hora y media de duración, recorre de cerca 70 años de creación, combinando testimonios de veteranos de la industria con la mirada a futuro de las generaciones de hoy.
La Barbie negra, casi 30 años después de la Barbie Malibú
1959. El nacimiento de un icono. Con ojos azules y una sonrisa deslumbrante congelados en el rostro, pero infinidad de profesiones e identidades en el horizonte. Ruth Handler inventó la muñeca Barbie junto con su marido Elliot, sendos cofundadores de la empresa Mattel. La línea obtuvo un éxito arrollador, tanto que eclipsó todo un abanico de rostros y de voces que no se reconocían en la tez de alabastro de sus muñecas. La Barbie negra se basa en las memorias de Beulah Mae Mitchell, tía de la directora y una de las primeras empleadas negras de Mattel.
Bajo la apariencia de un relato dinámico y chispeante, toca temas espinosos como la prohibición de las muñecas negras en ciertas partes de Estados Unidos aún azotadas por los vestigios de la esclavitud. La primera muñeca negra de Mattel surgió de una idea que Mitchell y algunas compañeras le propusieron directamente a Ruth Handler. Y así llegaron al mundo Christie y Julia, a finales de los años sesenta, aún no conocidas como Barbie.
Las imágenes de archivo siguen los cambios en la textura del pelo, los rasgos faciales y el estilo de vestir. La llegada de Kitty Black Perkins, la primera diseñadora negra en incorporarse a las filas de Mattel, supuso el lanzamiento de la primera Barbie negra al gran público en 1976, casi 30 años después de la Barbie original. La muñeca fue una auténtica musa para una joven Stacey McBride-Irby, que más tarde se incorporaría a la misma empresa para revolucionar sus colecciones.