Belén y Jaime pasaron por el altar en Iglesia de Sant Climent. Posteriormente, llenos de emoción, celebraron con todos sus invitados en una finca privada, al aire libre, con el mar a lo lejos, rodeada de muros de piedra y una preciosa vegetación mediterránea. Cada instante estuvo envuelto en una atmósfera de magia sencilla, natural, profundamente íntima –a pesar del gran número de invitados que decidieron acompañar a la pareja en este día tan especial– y de una energía serena y luminosa. Tal y como cuentan los novios, todo lo que deseaban era una boda de lo más natural y desenfada, algo que supo plasmar a la perfección el equipo del que se rodearon: Natalia Brichs y su equipo de wedding planner, The Rental Collective con la decoración, Demares con sus arreglos florales, Manila con la papelería… Cada rincón del enlace respiraba armonía y buen gusto. Todos los elementos de la decoración estaban en perfecta concordancia, creando un universo bohemio donde lo natural y lo artístico se entrelazaban con delicadeza.
Todos los detalles del vestido de novia de Belén Écija
Con un paisaje tan característico como el de Menorca, no es de extrañar que la novia optase por un look de aires bohemios. La esencia de la isla pedía a gritos algo desenfadado, libre y con alma, y así fue su elección. Belén ya lo dejaba caer en su preboda, luciendo un diseño de Teté by Odette, la firma de Odette Álvarez.
Para el día ‘B’, Belén se puso en manos de Valenzuela Atelier y, aunque ese espíritu boho seguía muy presente, lo cierto es que la historia de su vestido de novia tiene que ver con el ballet y su historia familiar. “Belén quería que el vestido tuviera un guiño al mundo del ballet, una disciplina muy ligada a su historia familiar. Incorporamos esa inspiración de manera sutil, pero muy significativa, tanto en la ligereza del diseño como en los zapatos de Christian Louboutin, que recordaban a unas zapatillas de bailarina. Fue un detalle precioso, cargado de simbolismo, que convirtió el vestido no solo en una pieza única de costura, sino en un homenaje íntimo a sus raíces y a lo que la ha acompañado desde niña”, nos explica la diseñadora Cristina Valenzuela.