Una boda en Cáceres con vistas a la sierra de Gredos
Bea y Delfi son el ejemplo de que los polos opuestos se atraen. Mientras que Bea se describe como una persona alocada, Delfi reconoce ser mucho más tranquila y sosegada. Delfi también es creativa y detallista, pero Bea disfruta de planificar. Quizás, además de atraerse, deberíamos decir que se complementan a la perfección.
Así pues, decidieron organizar su boda en un enclave muy especial: Jaraíz de la Vera, Cáceres. Concretamente en la finca de cerezos de la familia de Bea. Con la ayuda de Javier Méndez y Natalia Felder, sus ayudantes durante esta travesía, la pareja organizó una velada campestre en un entorno completamente mágico. “Elegimos el 25 de mayo porque es la conmemoración de la independencia de Argentina con España. Como Delfi es Argentina, nos pareció divertido celebrar una unión amorosa ese día”, admiten.
El concepto que persiguieron para este gran día fue una comida con amigos que se alarga. “Como los fines de semana de Madrid, en los que quedas para tomar el aperitivo y se te va de las manos. No queríamos encorsetarnos en horarios y planificaciones propias de las bodas más tradicionales. Buscábamos algo sencillo dándole protagonismo al paisaje. Conseguimos justo eso: que la gente se tomase el vermut bajo los cerezos, mientras la gente bailaba e incluso alguno durmió la siesta”, comparten Delfi y Bea.
Los looks de las novias: dos opciones que se complementan a la perfección
Para la ocasión, Delfi llevó un conjunto de camisa y falda de Clea Studio, mientras que Bea apostó por un vestido de Juan Vidal. En los pies, Delfi eligió unas alpargatas de Calzados Lobo y Bea otras de Mint & Rose. Ambas le quisieron dar también cierto protagonismo a los accesorios: Delfi se atrevió con un sombrero de COS personalizado por Clea Studio acompañado de unas gafas de sol de Versace y Bea llevó unas gafas de sol de Prada. Ambas utilizaron pendientes de Simuero y, una vez casadas, portaron alianzas de María Piñeiro.
A modo de ramo de novia, Bea llevó una cesta de madera de cerezo típica de Extremadura con flores dentro mientras que Delfi eligió unas margaritas silvestres de margaritas silvestres.
La decoración de la boda estuvo inspirada en el campo y en los productos locales
“Teníamos claro que la celebración seria en la finca de cerezos que tiene mi madre en Extremadura, es un autentico paraíso. Por lo que le dimos todo el protagonismo para que quedara esa magia campestre y rural, utilizando elementos de la gastronomía, artesanía y música del lugar”, dice Bea.
Para conseguirlo utilizaron botijos, flores silvestres, verduras y frutas, pusieron también telas, en el suelo entre la sombra de los árboles para darle una apariencia de picnic, mezclando colores y estampados como las rayas o los cuadros, que le dieron un auténtico aspecto de día en el campo a la velada. “Usamos manteles de papel con dibujos hechos a mano. Cubertería de plata sencilla y menaje blanco. Las servilletas eran de colores primarios de diferentes patrones y formas de doblado», explican.
A continuación, todos los detalles de la boda en Cáceres de Bea y Delfi: