“Ambos somos disfrutones empedernidos, con alma de bon vivants de otra época. Nos apasiona el buen comer y el buen beber, y gran parte de nuestros viajes y planes giran en torno a descubrir restaurantes, mercados, bodegas o cualquier lugar donde celebrar los sabores del mundo. Compartimos una sensibilidad especial por los placeres de antes, esos que parecen en peligro de extinción: el café servido en porcelana fina, las sobremesas largas sin prisa, dormir entre sábanas de algodón de 300 hilos o escoger un hotel por su desayuno en mesa vestida. Para nosotros, el lujo está en los detalles cuidados, en lo cotidiano convertido en ritual, y en disfrutar con los cinco sentidos. Además, vivimos en la broma constante. Somos unos cachondos irónicos, amantes del humor afilado pero cariñoso. Entre nosotros todo se dice con una sonrisa en la comisura, una risa compartida o una carcajada que acaba contagiando al otro. Creo que la complicidad se nos nota en la mirada y en el tono; vivimos riendo”, cuentan sobre ellos.
A nivel personal, ambos han aportado mucho al otro. Omar reconoce ser un workaholic empedernido y Luis le enseñó que hay vida más allá del trabajo y que tenía que frenar y vivir un poco más. Por su parte, Omar le enseñó a. Luis la serenidad, coherencia y capacidad de planificación que da estructura y equilibrio a la vida. “Juntos, formamos un equipo imperfecto y perfecto a partes iguales, una historia moderna que demuestra que el amor puede surgir en cualquier lugar y transformarse en una vida compartida llena de humor, ternura y complicidad”, comentan.
Y es que en definitiva, de eso se trata el amor, ¿no? De encontrarse, complementarse y crecer juntos, aceptando las imperfecciones y celebrando lo que cada uno aporta al otro. Porque al final, el amor verdadero no es perfecto, sino real, compartido y profundamente humano.
Una decoración que reflejaba su esencia por completo
Luis y Omar se dieron el ‘sí, quiero’ el pasado 3 de Mayo de 2025, en La Farinera de Sant Lluís, junto a uno de los dos lagos con los que cuenta este mágico lugar. Con la ayuda de Tremendo Lío Wedding Planner & Designer, lograron que todo reflejase su esencia por completo. “Lo que más nos gustó de la boda fue que el resultado fue exactamente el que habíamos imaginado. Queríamos que, desde el primer hasta el último detalle, se respirara que quienes se casaban eran Luis y Omar, que la boda no fuera extrapolable a otra pareja, con todo lo que eso implica. Nuestra esencia estaba presente en cada rincón: somos una pareja millennial, disfrutones empedernidos, amantes del buen comer y el buen beber, de los pequeños lujos y del cuidado por los detalles. Pero también somos muy nuestros, con una devoción por la España más castiza y costumbrista… y también por la más gamberra”, explican los novios. “Queríamos una boda que fuera un auténtico espectáculo, que rompiera con lo predecible y sorprendiera a cada paso. Desde nuestra entrada a la ceremonia al ritmo de Camela, hasta la salida con Rocío Jurado y fuegos de colores, pasando por una llegada al cóctel en una grúa a 30 metros de altura, un limbo en mitad del banquete, un chotis, tres recenas diferentes… Cada momento fue una sorpresa, una risa, una emoción. Fue, sin duda, nuestra boda. Y eso se notaba en absolutamente todo”, zanjan.