Más tarde realizaron una pedida con la familia, en casa de la abuela de la novia. “Fue una velada íntima, con nuestros padres y hermanos. Realizamos una cena y hubo un intercambio de regalos. Al terminar la cena, vinieron todos nuestros amigos para celebrarlo”, explica la pareja.
La boda se celebró el 22 de junio de 2024. Primero pasaron por el altar en el templo de de San Miguel de Artadi y, posteriormente, lo celebraron en el jardín de la finca de Santiago Etxea, de la Familia Zuloaga.
Alejandro Bergado
Alejandro Bergado
“La idea era una boda sencilla, rodeados de nuestras personas más cercanas. Creemos que la ceremonia recogió muy bien esa idea. La parroquia era muy pequeñita y entramos todos de milagro. La misa fue muy emotiva y al terminar disfrutamos de un pequeño aperitivo hasta que llegasen los carros para hacer una pequeña romería junto a nuestros amigos”, dicen Leticia y Miguel. Sin embargo, reconocen que es difícil quedarse solo con un momento de la boda. “Todo nos encantó: la iglesia, los carros, la comida, los helados y terminar con fuegos artificiales”, añaden.
Una decoración sencilla y de estilo rural
Al celebrar la boda en este espacio tan especial para la familia del novio, ambos quisieron hacer un guiño a sus raíces. “Buscábamos una boda rural en la que mezclar las raíces vascas de Miguel con las raíces andaluzas de Leticia”, nos revelan. Para hacerlo realidad, contaron con Pepe de la Pisa como wedding planner. La decoración se inspiró en diferentes aspectos del mar, el jardín y la casa a través de una paleta cromática en la que jugaban un papel protagonista el azul marino, el blanco y el beige. La pareja optó por un modelo de carpa tensada beige, de Tentación, decorada con jarrones y lamparas colgadas de Zahati.
Alejandro Bergado
Alejandro Bergado
Alejandro Bergado