“Así pues, el 10 de septiembre, tras 9 años de distancia odiando los domingos, esperó hasta las 17:00, que era cuando normalmente él o yo nos íbamos de vuelta a nuestro país, para pedirme matrimonio en nuestra casa”, finaliza.
El vestido de la novia: un diseño de Caprile
Para la ocasión, Begoña llevó un vestido de novia de Caprile. El diseño en cuestión era de lo más sencillo y minimalista, con una gran capa como protagonista. El vestido lo combinó con unos zapatos de tacón de Jimmy Choo y un buen puñado de joyas vintage. ¿La guinda del look? Su ramo, clásico y romántico, en color blanco.
Plata.forma
Plata.forma
La temática: ‘Mi gran boda griega’
Aunque Begoña ha vivido prácticamente toda su vida fuera de España con su familia, deseó celebrar su boda en el país que la vio nacer. El 20 de junio, pasaron por el altar en la Basílica del Monasterio del Escorial y celebraron el banquete en La Granjilla. Sin embargo, Begoña quiso tener un guiño hacia su marido y gran parte de sus invitados creando una temática al más puro estilo ‘Mi gran boda griega’.
“A los dos nos gusta mucho la fiesta y bailar, poder montar una fiesta fuera con la música que nos encanta y hasta con bailes griegos típicos fue lo más”. Además, para terminar con todos los clichés de la #granbodagriegaespañola –tal y como la bautizaron– tuvimos un momento de un grupo sorpresa que contrato mi padre para cantar canciones de ABBA pertenecientes al musical de Mamma Mia.
En lo que a la decoración se refiere, Begoña y Giorgios apostaron por la elegancia y la sencillez, apoyándose en tonos neutros, azules, mucha luz, espejos y, por supuesto, velas.
Plata.forma