La pareja pasó por el altar en la Iglesia de San Jerónimo el Real y el banquete se celebró en el Castillo de Batres, una construcción renacentista que encandiló a la pareja. «Queríamos un lugar con historia, y el Castillo de Batres, con su encanto y simbolismo, fue el enclave perfecto para dar vida a esa visión», confiesan. “Respecto a la ceremonia religiosa elegimos Los Jerónimos porque queríamos un lugar emblemático y con carácter, que uniese historia, belleza arquitectónica y simbolismo. Su interior, con el imponente órgano, y su exterior, con la escalinata, transmiten esa elegancia atemporal que buscábamos para un día tan especial”, añaden.
Ereaga Studio
Una decoración que giraba en torno al universo de la firma de la novia
Fátima y Carlos deseaban una celebración íntima, elegante y profundamente conectada con el universo creativo de DEGABRIEL, la firma de la novia, que se distingue por la arquitectura de sus líneas, el uso de materiales nobles y sus diseños atemporales. “Curiosamente, la alberca del Castillo de Batres está presidido por un capitel corintio, coincidiendo con el logotipo de la firma, lo que hizo aún más simbólica la elección del castillo para la celebración”, explica.
Apostaron por tonos blancos, verdes naturales, piedra y marfil. En la decoración también predominaron las formas limpias, la artesanía floral contemporánea y guiños al diseño arquitectónico. Incluyeron también detalles muy personales que incluían piezas de DEGABRIEL convertidas en jarrones, como el bolsos Hydra, utilizado en el sitting plan. Los centros de mesa estaban inspirados en el ramo de novia, con anthurium en tonos verdes y blancos. Añadieron un toque exótico con uvas, limas y amaranto, creando composiciones frescas y sorprendentes.