La boda en Valencia de Janire e Íñigo
El amor de Janire e Íñigo es uno de esos que nace con un match. “Yo en esa época vivía en Madrid e Íñigo ya estaba en Valencia. Después de una semana hablando absolutamente de todo él vino a visitarme aprovechando que iba a viajar con un amigo desde allí hasta Asturias esa misma semana”, nos desvela la novia. Su primera cita fue en un concierto de unos amigos que tienen en común. “Fue una noche increíble, conectamos como si ya nos conociésemos desde siempre. Desde entonces no paramos de hablar ni un solo día. Comenzamos una relación a distancia y me mudé a Valencia para vivir con él», recuerda Janire.
Velvet Hush
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La pedida de mano fue como un propósito de año nuevo. “Nos encanta el campo y decidí pedírselo un 1 de enero dando un paseo por la montaña después de comer”, nos cuenta la novia. “Lanzarote es una isla muy especial para nosotros por lo que pedí a Celia, de Migayo, que se inspirara en la lava solidificada de los volcanes”, añade. El resultado fue una alianza de oro preciosa, orgánica y con una esmeralda en forma de semilla que puso en la parte interior junto a las iniciales en referencia a su amor. “Íñigo también había pensado pedirme matrimonio y unos meses después de que yo lo hiciera me lo pidió él a mí también, ¡en el mismo sitio y con otro anillo también de Migayo! En el mío la “semilla” de esmeralda está en la parte exterior”, finaliza.
Finalmente, la pareja se casó el pasado 15 de junio en una ceremonia íntima celebrada cerca de Simat y Benifairó de la Valldigna, en La Prensa de la Valldigna. “La llamamos ‘la boda del 15’ porque nos conocimos un día 15 y cada mes celebramos ‘las quincenitas’. También por eso nos casamos el 15 de junio, cuentan.
Los dos vestidos de la novia los firmó LOEWE
La pareja no quería ceñirse a los looks tradicionales que asociamos a los novios, más bien buscaban algo que les representase y fuese fiel a sus estilos. “Me hacía mucha ilusión vestir algo de Loewe y elegí dos looks, uno para la ceremonia formado por una blusa y una falda en seda con muchas asimetrías y caída ligera y, para el baile, opté por un vestido de una sola manga con detalles en piel y con hebillas”, explica.
Velvet Hush
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En los pies llevó unos zapatos de Miu Miu. “Nunca llevo tacones y quería encontrar algo cómodo y sin duda fueron la elección perfecta. Eran de piel con efecto charol y un tacón cuadrado y bastante grueso. Me encantaron porque no llevé ningún accesorio aparte de las joyas y tenían un adorno dorado que le daba un toque bastante especial al look”, dice. Para la fiesta se cambió a unas bailarinas planas de & Other Stories.
Velvet Hush
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La novia quería un look muy limpio y no añadió ningún accesorio además de joyas. “Llevé el anillo de pedida de Migayo y un collar con mucho simbolismo que Íñigo pidió diseñar para mí al joyero valenciano Vicente Gracia”, cuenta. Además, también llevó un anillo de Simuero que le regalaron sus amigas y también unos pendientes de perlas con forma de lazo de Alhaja. “El mismo día de la boda, después de la ceremonia, la abuela de Íñigo me regaló una preciosa pulsera que ha pasado de generación en generación en su familia. Fue un momento muy emocionante porque hicimos intercambio de regalos: ella me dio la pulsera y yo a ella mi ramo”, dice.
La temática de la boda: una celebración musical entre naranjos
“Nos encanta escaparnos siempre que podemos a la montaña y al campo y queríamos un entorno natural y relajado. Al día siguiente de conocer a Íñigo mi mejor amiga me preguntó cómo había ido la cita y yo le contesté “ha sido perfecta, me quiero casar con este chico entre naranjos” ¡y así fue!”, revela la novia.