La costumbre danesa para facilitar el bienestar en casa y la desconexión: el hyggekrog
El hygge y las costumbres danesas en casa nos siguen inspirando. No en vano, los daneses son expertos en fomentar el bienestar en el hogar y en encontrar la felicidad en cosas cotidianas (y sí, Dinamarca siempre se encuentra entre los países más felices del mundo, no precisamente porque goce de un buen tiempo, pero sí por esa percepción de la felicidad vinculada a las pequeñas cosas del día a día). Y entre todos esos hábitos que tienen interiorizados para convertir su casa en su refugio, hay uno vinculado con la decoración y su impacto en el estado de bienestar. Hablamos del hyggekrog que, tal y como explica el director del Instituto de la Felicidad de Copenhague, Meik Wiking, podría traducirse como “rinconcito”. Un rinconcito de la casa en el que hay una luz acogedora, mantas (un básico de la filosofía hygge), cojines, alguna alfombra y, sobre todo, la idea de que ese espacio sea lo suficientemente acogedor como para ser el lugar de la casa en el que se puede desconectar del ruido exterior. De la misma manera que la salud mental se cuida desde que nos levantamos, el bienestar, incluso en casa, también hay que propiciarlo de alguna manera. Y tener un espacio cálido en el que solo apetezca leer, ver una serie, hacer meditación o encontrar la paz mirando por la ventana, siempre lo pone fácil. El ‘hazlo bonito, hazlo fácil’ que siempre explica el experto en hábitos James Clear cuando habla de cómo conseguir interiorizar cambios en nuestra vida. De esta manera se propicia la desconexión para que estar en casa no se convierta solo en un lugar en el que poner orden, comer y dormir. De hecho, ya en España hay muchos colegios y escuelas infantiles en los que se crean rincones de lectura en las clases con cojines en el suelo y espacios ‘amables’ que provoquen ese momento de calma y atención.
Tal y como apunta Wiking, “los daneses adoran ese espacio tan suyo donde sentirse a gusto. Todo el mundo quiere uno y los hyggekrog son habituales en Copenhague y en todo el país. Si vas por las calles de la ciudad, observarás que muchos edificios tienen ventanas. En el interior es casi seguro que estén llenos de cojines y mantas, y representan para sus habitantes un lugar acogedor donde sentarse y relajarse después de un largo día”. De hecho, dice que algunos agentes inmobiliarios hasta lo usan como “gancho para la venta”.
De qué manera la decoración provoca bienestar
Para Wiking, una de las razones por las que estos rincones son una tradición hygge instalada en la mayoría de las casas danesas tiene que ver con el sentimiento de protección del exterior que provocan los espacios pequeños y la sensación de control. Y todo esto entronca con una tendencia generalizada en todo el mundo de cuidar el bienestar en casa de diferentes maneras: con perfumes de hogar especiales, lavando la ropa con detergentes de marcas nicho o dando importancia al momento de encender una vela para hacer agradable una cena. Como nos explicó la psicóloga María Martínez cuando analizamos este fenómeno “tu cuerpo y tu mente son tu templo, y tu hogar es el lugar en el que te recargas física y mentalmente. Es donde acudir para desconectar, para relajarte, para ser tú. Es normal que le dediquemos tiempo a crear ese bienestar y esa comodidad. Es cuidar el entorno en el que pasamos las horas más vulnerables”, decía.
Y en el caso concreto del hyggekrog, el utilizar la decoración de una forma tan concreta para propiciar la desconexión y el recogimiento tiene todo el sentido desde el punto de vista psicológico. “La decoración de nuestro hogar tiene un impacto directo en nuestro estado de ánimo y bienestar. Crear un rincón acogedor en casa, inspirado en este concepto danés, puede ser una poderosa herramienta para la desconexión mental. La decoración juega un papel clave en este proceso, ya que nos permite crear un ambiente que promueve la calma y la tranquilidad. Debería diseñarse un espacio que nos invite a la relajación y la desconexión. Una iluminación cálida, texturas suaves y elementos naturales, como madera o plantas, envuelve los sentidos en una sensación de confort y seguridad, generando una idea de refugio y calma. Este pequeño espacio no solo invita a pausar el ritmo y reconectar con uno mismo, sino que también actúa como un recordatorio físico de la importancia de dedicarnos momentos de descanso y autocuidado en el día a día”, explica Pilar Guerra, psicóloga y coach ejecutivo, a esta cabecera.
Algunas ideas para crear un ‘hyggekrog’ en casa
- Se puede aprovechar el alféizar de una ventana para beneficiarse de la luz natural y crear este espacio. Así lo hace Meik Wiking, que afirma en su libro La felicidad de las pequeñas cosas que lo hace en el de la ventana de la cocina, con unos almohadones, una alfombra y un espacio en el que trabajar.
- Usar mantas y cojines para hacerlo más acogedor. “Lo que pretende el hygge es ofrecer un descanso a tu yo adulto, responsable, adulto y cumplidor. Que te relajes, Solo un ratito”, apunta Wiking, que recomienda mantas hechas con lana y tejido polar para el invierno y algodón para los meses más cálidos.
- Usar velas porque sin ellas no hay hygge.
- Jugar con la iluminación. Los daneses tienen una cultura muy particular al respecto y dedican tiempo a la elección de los puntos de luz de sus hogares porque son conscientes de que todo ello afecta al estado de ánimo. Por eso suelen elegir lámparas que ofrezcan una luz suave y difusa y, según apunta Wiking, prefieren repartir varias lámparas pequeñas por la estancia que una grande colgada del techo.