La costumbre que previene el envejecimiento de la piel
Imagina esta situación mundana y cotidiana: vas al gimnasio a mediodía aprovechando la hora de la comida, te das una ducha rápida y vuelves a tu puesto de trabajo con el cuerpo ejercitado (¡bien!), la mente despejada (¡hurra¡) y la piel ligeramente sonrojada y oxigenada porque es lo que ocurre cuando practicas deporte: se estimula la microcirculación sanguínea y la piel tiene ese glow natural tan favorecedor. Estás convencida de que todo está bien –hemos asimilado que sudando se eliminan toxinas y eso es bueno para el cutis también–. Pero la realidad es que si después de hacer deporte, y en medio de esa ducha rápida, no has limpiado correctamente tu rostro y, por tanto, no has retirado el sudor, estás echando papeletas para que la piel envejezca antes de tiempo. Y es muy fácil de evitar. Así me lo confirmó Edine Ahbich, Head of Scientific Valorization de Guerlain, durante una presentación de la maison: “Es cierto que a través del sudor se elimina toxinas de la piel. Pero al mismo tiempo, al depositarse en la dermis y mezclarse con la grasa, se produce una oxidación al entrar en contacto con el calor y la luz del sol”, explica.
Sudor, oxidación y alteración de la barrera cutánea
A esto hay que sumar el hecho de que la práctica de ejercicio aumenta la producción de radicales libres y, por tanto, el estrés oxidativo que puede originar pérdidas de (bendito) colágeno. Y que, además, la composición salina del sudor puede alterar la barrera cutánea de la piel y provocar deshidratación. Por tanto, parece más que necesario limpiar la piel correctamente tras la práctica deportiva (y no, no vale con el agua que cae en la ducha al lavarse el pelo). Además, por mucho que durante mucho tiempo hayamos culpado a la genética del envejecimiento, la realidad es que el estudio del exposoma no nos ha eximido de responsabilidades en este proceso inevitable, sino más bien al contrario: se ha confirmado que ese conjunto de factores no genéticos a los que nos exponemos diariamente determinan alrededor del 80 % del envejecimiento. Y esos factores son tanto los ambientales (radicación solar, contaminación y clima) como de estilo de vida (alimentación, estrés, hábitos…). Y precisamente por eso, cuidar la piel tras la práctica de ejercicio evitando esa oxidación que puede alterar la barrera cutánea, ayuda a minimizar riesgos vinculados con el exposoma.
Cómo limpiar la piel después de hacer deporte
Silvia Broncano, formadora nacional especialista en tratamiento de Guerlain, recuerda también que al hacer ejercicio “se activan las glándulas sebáceas y se eliminan más toxinas, por lo que sería recomendable realizar la limpieza facial con un limpiador que tenga beneficios antioxidantes y antipolución ya que, si no se lleva a cabo, el sebo y las toxina también puedan obstruir el poro y camuflar las necesidades de la piel”. Así, no solo se retirará el sudor, sino tambien se prevendrá la aparición de bacterias. A la hora de elegir un producto, y dado que se trata de hacer una limpieza ligera pero efectiva, Broncano recomienda los geles suaves que contenga activos antioxidantes o los aceites limpiadores que no alteren la barrea cutánea. Fácil, ¿no?