Tradicionalmente, el vestido de novia era un objeto precioso que se usaba un solo día y se guardaba luego en su caja, a buen recaudo en el desván, para las generaciones futuras (o ese era el plan). Hoy en día, sin embargo, en medio de la creciente preocupación por la sostenibilidad y el despilfarro de la industria de la moda, la vieja mentalidad de usar las prendas en una única ocasión está cambiando lentamente.
Por eso, cada vez más novias (entre las que me incluyo) buscan formas de reutilizar sus vestidos de novia más allá del gran día. Decidí teñir mi vestido de Gabriela Hearst de azul oscuro –gracias al servicio de tintorería natural de Cavan Jayne– para darle una nueva vida, aunque todavía estoy esperando el momento perfecto para volver a ponérmelo. La estilista Gemma Sort Chilvers decidió hacer lo mismo: tiñó su vestido minimalista de Own Studio en un tono rosa bebé, inspirado en el vestido de Gwyneth Paltrow para los Oscar de 1999, y lo llevó luego a la boda de una amiga el verano siguiente. «Mientras me lo probaba, me dije: ‘Este es el tipo de vestido que podría volver a ponerme'», cuenta la novia a Vogue. «Ya tenía en mente que no iba a ser un vestido de un solo día».
También hay novias que reciclan sus vestidos de novia. La activista de moda Venetia La Manna, por ejemplo, decidió acortar su slip dress para poder llevarlo a diario: «Ahora forma parte de mi armario y puedo ponérmelo todo el tiempo», dice. «Quiero alargar su vida útil, pero también cargarlo de tantos recuerdos como pueda».
En paralelo, también hay una nueva ola de novias que están optando por diseños más reutilizables desde el principio. La editora de moda Rebecca Jane Hill, por ejemplo, eligió un vestido estampado de flores de Simone Rocha para su boda en Londres en 2021: «Nunca quise un vestido de novia tradicional; siempre supe que llevaría algo de un diseñador contemporáneo que realmente amase y admirase», explica. «La idea de comprar algo para ponérmelo una sola vez, especialmente a ese precio, me parecía absurda y también bastante anticuada».
Aunque no tenía una idea firme de dónde o cuándo volvería a ponérselo, Hill decidió sacarlo de nuevo para la alfombra roja de los British Fashion Awards de este año: «Me sentí muy especial al poder llevarlo en un evento de tan alto nivel y darle la atención que se merece», dice. «También fue divertido darle un estilo ligeramente diferente al que llevé ese día; me veo haciéndolo de nuevo, con deportivas o zapatos planos para un look más de día».
La artista Rose Electra Harris también decidió elegir dos vestidos que pudiera volver a ponerse: uno rosa pálido de Simone Rocha para su ceremonia civil en Londres y una confección de tul rojo de Molly Goddard para su segunda boda en Wiltshire. «Me encanta el color y sabía que si iba de blanco, no me lo volvería a poner», explica la novia. «Me entristece pensar en un vestido de novia colgado en tu armario para siempre, y no ponértelo nunca».