«Lo importante no era yo. Era la ropa». Esta declaración de Naomi Campbell, a la luz de la nueva exposición de moda que le dedica el museo V&A de Londres, no se ajusta exactamente a la realidad. En los últimos años, el museo de South Kensington ha cosechado un éxito sin precedentes con retrospectivas dedicadas a diseñadores legendarios (véase Gabrielle Chanel. Fashion Manifesto y Christian Dior: Designer of Dreams), pero nunca antes había centrado una exposición en una sola modelo, una cuyo éxito adolescente fue tan meteórico –y cuya imagen es tan icónica– que se la conoce simplemente por su nombre de pila.
Naomi: In Fashion recorre los 40 años de carrera de esta estrella de la pasarela nacida en el barrio londinense de Streatham, que dio sus primeros pasos bailando en vídeos musicales para Bob Marley y Culture Club hasta que fue descubierta en Covent Garden –en 1985, a los 15 años– por la agente de modelos Beth Boldt. Desde su primera portada en 1987 (el fotógrafo, Patrick Demarchelier; la moda, un exquisito Chanel de Alta Costura dorado y turquesa diseñado por Karl Lagerfeld), Campbell ha protagonizado múltiples números de Vogue. En agosto de 1988, fue la primera mujer negra fotografiada para la portada de Vogue Francia; representó el ascenso meteórico de las supermodelos en la portada de Time de 1991 (junto al titular «Beauty and the Bucks», la bella y la pasta), y en 1997 se convirtió en la primera modelo negra en abrir un desfile de Prada.
«No me imagino estrenar mi retrospectiva en otro lugar que no fuera Londres, aquí es donde nací, crecí y me descubrieron; pero admito que me pone un poco de los nervios verlo como una vuelta a casa», escribió Campbell en el número de marzo de 2024 de Vogue Reino Unido .
«Es difícil pensar en otra modelo que merezca una exposición propia en un museo», afirma Sonnet Stanfill, conservador jefe de moda del V&A, en el preestreno para prensa de la exposición, cuando nos recibe en la galería de la planta baja ante un vibrante montaje de las apariciones de Campbell en la pasarela. Tras un intenso trabajo de recopilación de piezas del extenso archivo de moda de la supermodelo, objetos personales (como uno de sus primeros billetes para el Concorde y las páginas de su perfil en el directorio de modelos de Elite de 1997) y fotografías de varias décadas, Stanfill ha creado un viaje multisensorial a través de los hitos de una carrera singular. Una trayectoria que la llevó a colaborar a lo largo de los años con diseñadores como Azzedine Alaïa, Jean Paul Gaultier y Karl Lagerfeld, con fotógrafos como Steven Meisel y Peter Lindbergh, y que, a raíz de aparecer en cierto videoclip de George Michael, contempló su evolución de supermodelo con mayúsculas a activista social y la filántropa: se convirtió en gran amiga de Nelson Mandela y fundó la Black Girls Coalition en 1989 junto a Bethann Hardison e Iman. Como declaró hace tiempo en Vogue: «Ponerse delante de mi armario es una lección de humildad; los recuerdos vívidos reproducen conversaciones pasadas con los legendarios diseñadores que se contaban entre mis mejores amigos y colaboradores».