La historia de cómo los ‘manolos’ que popularizó Carolyn Bessette-Kennedy se convirtieron en los zapatos más eternos del diseñador

Cuando Manolo Blahnik diseñó los Carolyne para su elegantísima amiga Carolyne Roehm, no imagino que Carolyn Bessette-Kennedy los convertiría en un icono.

Manolo Blahnik hace gala de una exquisita modestia a la hora de explicar por qué su diseño Carolyne –un elegante salón destalonado con punta almendrada y tacón medio de aguja– se convirtió en lo que él llama un “zapato eterno”. «Es un zapato cómodo, atemporal, que siempre será moderno», nos contó el diseñador en 2022, con motivo del 35 aniversario del Carolyne. Lo mismo piensan desde altezas reales a primeras damas pasando por innumerables fans de los Manolos en todo el mundo. Y aunque Carolyn Bessette-Kennedy, Meghan Markle, Ashley Olsen, Rosie Huntington-Whiteley y Selena Gómez han llevado todas este modelo ladylike, Blahnik asegura que nunca estuvo en sus planes que los Carolyne se convirtieran en buque insignia de la casa.

“No tengo presentimientos sobre estas cosas, no tengo ni idea, no planeo que pase así”, dice el prestigioso zapatero, más consagrado al arte de calzar a las mujeres que a su propio legado: «Diseño zapatos y algunos son más populares que otros. En el caso del Carolyne, lo hay en todos los materiales posibles, en todos los colores, en todas las alturas de tacón… y siempre se vende».

En 1987, Blahnik tomó como musas a la diseñadora, escritora y artista Carolyne Roehm y al icono de la moda Carolina Herrera para destilar la modernidad y el gusto impecable de ambas mujeres en un zapato sofisticado que dice mucho del estilo de vida de su portadora. “Carolyne Roehm es una mujer muy elegante y una clienta exquisita, que me impulsó a diseñar un zapato que trascendiera épocas, como ella”, dice Blahnik sobre la mujer de éxito que le sirvió de referente.

Los 'manolos' de Carolyn BessetteKennedy Carolyne Roehm

«Carolyne Roehm es una mujer muy elegante y una clienta exquisita», dice Manolo de su musa.

Rabbani and Solimene Photography

Un zapato a contracorriente que conquista de inmediato por su sencillez.

Al diseñador –que empezó como escenógrafo antes de dejarlo todo por el calzado en 1970, animado por Diana Vreeland– no le perturba lo más mínimo que el salón destalonado o sling-back deje por momentos de estar en boga ya que, de hecho, resultaría incluso incongruente con los esculturales tacones que está diseñando actualmente la nueva hornada de zapateros. “Fue muy popular en los años 30; me encantaba lo desenfadado que quedaba, así que lo diseñé primero en un material de cocodrilo de color caramelo y después fue evolucionando a partir de ahí”.

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