La importancia de la individualidad en la belleza
“La señora Prada dijo que el concepto del maquillaje de este desfile tenía que revelar la individualidad de cada chica”, afirmó la maquilladora Lynsey Alexander a la edición norteamericana de esta cabecera el pasado mes de septiembre al finalizar el desfile de primavera-verano 2025 de la firma. Que en la pasarela hayamos dejado de ver maquillajes iguales para todas y peinados ídem que no realzaban para nada la textura natural de cada melena (por eso ahora el encrespamiento también ha subido al escenario) lanza un importante mensaje sobre cómo debe entenderse la belleza. En todas sus manifestaciones. Precisamente en la era de la globalización, la industria de la cosmética, las tendencias y la medicina estética son más individualistas que nunca, afortunadamente.
Empezamos a entender que la dieta que hace mi amiga no tiene por qué ser para mí y que la crema que usa tampoco, de la misma manera que acudir a una consulta de medicina estética, foto en mano, tiene que ser un hábito a desaprender. En este ejercicio de realzar la personalización, no solo por el necesario mensaje que lanza a nuestra autoestima sino porque es el único camino para obtener buenos resultados, se enmarca, por ejemplo, el crecimiento de las farmacias como canal de venta de productos dermocosméticos –concretamente un 8,3% en el primer semestre de 2024, según datos de Stanpa (Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética)–. Y el sentimiento popular de que los farmacéuticos son grandes prescriptores de activos para el cuidado de la piel.
Las farmacias se refuerzan como templo para adquirir dermocosméticos
De ahí que la mayoría de estos establecimientos hayan aumentado sus espacios para la dermocosmética con una oferta amplia con múltiples posibilidades para el cliente y a unos precios asequibles. “El boticario es una persona de fácil accesibilidad y amplios conocimientos en anatomía y funcionamiento de la piel. Maneja con destreza formulación y galénica de los cosméticos. Cuando estás comprando en la farmacia, estás comprando el cosmético adecuado para tu tipo de piel, necesidades de la misma y, además, teniendo claro cómo será su uso en casa”, explica la farmacéutica Marta Masi.
Y, en un cada vez más extenso universo cosmético, da con el quid de la cuestión: no se trata solo de usar buenos productos –que no tienen por qué ser los más caros– sino de que sean adecuados al tipo de piel y a sus circunstancias. “El grado de satisfacción es directamente proporcional a las recomendaciones expuestas versus a un producto comprado sin recomendación. Si un usuario compra un glicólico a muy alta concentración sin las pautas adecuadas puede sufrir una irritación en la piel y el resultado y el grado de satisfacción serán bajos”, analiza. Para Inmaculada Vicente, “la destreza del farmacéutico es ‘mezclar según arte’ y eso es lo que está posicionando con relevancia a este sector y a sus profesionales”.
En las estanterías de estos espacios hay productos concentrados y activos, pero el gran valor está en el consejo. “Para lograr eficacia y seguridad es necesario el conocimiento de los principios activos, sus concentraciones adecuadas y cómo actúan. Esto lo conoce el farmacéutico, pues es a lo que nos dedicamos en nuestra carrera universitaria”, confirma la experta que regenta la Farmacia Lisboa, de Ciudad Rodrigo (Salamanca) desde hace 29 años y ha visto cómo marcas que salieron de este canal pensando que tendrían más éxito en grandes superficies han retrocedido en esa estrategia por el valor de la prescripción.
La figura del dermatólogo
En esta tendencia de dar valor a la personalización como única vía del éxito hay otra figura fundamental: el dermatólogo. Ya no acudimos a su consulta solo para curar –según un estudio de Cigna Healthcare, la dermatología es una de las especialidades médicas con mayor lista de espera–, sino para prevenir o para recibir una rutina de cuidado de piel o cabello basada en nuestras condiciones personales. Para la doctora Clara Lacasta, especialista en dermatología médicoquirúrgica y medicina capilar de IMR, un diagnóstico personalizado asegura una mayor posibilidad de éxito. “Los productos recomendados por un dermatólogo suelen tener evidencia científica y es más probable que funcionen para cada necesidad específica”, apunta. Y destaca otras ventajas de pasar por consulta como la prevención a largo plazo que ofrece una rutina bien diseñada y la posibilidad de hacer seguimientos y ajustes.
El caso de la medicina estética
En el terreno de la medicina estética esta individualidad es especialmente necesaria, sobre todo cuando años atrás ha habido cierta tendencia a la homogeneización de resultados con labios voluminosos o pómulos marcados para todos los rostros, sin tener en cuenta proporciones ni circunstancias y con resultados totalmente alejados de la naturalidad. Precisamente, protagonistas de esta industria como Allergan Aesthetics, especialista en productos de medicina estética, trabajan en esta idea de necesaria individualización y belleza sana con campañas como la que acaba de lanzar para celebrar el Día Internacional de la Medicina Estética, La ciencia de ser tú. Por una belleza real que no pasa de moda. Una reflexión sobre el impacto de las modas y el importante papel que juega el médico implicado en los procesos de medicina estética con sus pacientes. Rosario Vivancos, directora general de la compañía, lo explica así: “Defendemos que solo los médicos con la preparación adecuada y la formación continuada deben llevar a cabo tratamientos estéticos. La medicina estética es, ante todo, medicina y, por tanto, la belleza debe estar siempre guiada por la ciencia, el rigor clínico y un profundo respeto por la individualidad de cada paciente. La clave está en acompañar al paciente desde un enfoque profesional, ético y humano. No se trata de cambiar quiénes somos, sino de ayudarnos a sentirnos bien con nuestra imagen, sin perder nuestra esencia”.
El problema de alejarse de resultados creíbles
Para la doctora Paula Andrea Benítez, médico estético y formadora de Allergan Aesthetics, precisamente la búsqueda excesiva de perfección es lo que ha llevado a alejarse de resultados creíbles. Sin embargo, de ese exceso surge la reflexión que hay ahora. “La perfección no es un buen aliado en este terreno. Como médico experto busco la armonía en las proporciones faciales y corporales. No existe una fórmula única para todos y es ahí donde entra el concepto de individualidad”, afirma en esta conversación que mantenemos con ella al hilo del estudio que ha llevado a cabo Allergan Aesthetics, Decoding the Future of Aesthetic Individuality, para analizar la industria y comprender y explorar el poder de la autoexpresión. En esta investigación realizada en 12 países se concluye, entre otras cosas, que para el 73% de los encuestados no existe una única versión de individualidad. Por eso el diagnóstico vuelve a ser fundamental, pero en este terreno aún más ligado a la honestidad y responsabilidad del médico. “En mi experiencia, la mayoría de las personas que desean un cambio estético o una mejoría en su aspecto facial, ya sea porque se ven cansados o tristes, viene por un impulso emocional que le trae a nuestra consulta. Y es por ello que como médicos debemos detectar cuáles son las dudas, miedos y preconceptos sobre los tratamientos para adecuar las expectativas a la realidad”, añade Benítez.
A estos pilares éticos hay que sumar la necesidad de que el especialista esté en constante formación y dedique tiempo al primer contacto con el paciente. “No tenemos que olvidarnos que la medicina estética sigue siendo medicina y se debe realizar una excelente historia clínica para conocer en profundidad al paciente, su contexto, su entorno, sus deseos, sus expectativas y a la vez también valerse de todos los métodos complementarios posibles para poder confluir de la forma más acertada posible”, explica Lisandro Farollch, médico estético y formador de Allergan.
Una comunicación efectiva donde el paciente nunca se convierta en cliente
En este alegato en contra de la estandarización también se necesita que el paciente se deje aconsejar. La doctora Victoria Trasmonte, Jefe de servicio de la unidad de medicina estética de la Fundación Jiménez Díaz, enfatiza la importancia de esa primera consulta. “Es el tiempo mejor invertido para el médico, permite establecer una hoja de ruta que marca unos plazos en los que la mejora progresiva permitirá conseguir los objetivos”. Pero también lo es para el paciente. “Es fundamental que exista una transmisión de información eficaz que permita conocer los deseos, detectar expectativas idealizadas y la posibilidad de explicar el procedimiento y el objetivo final para que el tratamiento sea exitoso. La comunicación es un pilar fundamental que requiere tiempo. El paciente agradece que expliques su caso de manera individualizada y generalmente suele entenderlo”, explica.