La construcción es un sector clave en España: aporta el 5% del PIB, 1,5 millones de empleos y un 25% de su facturación es internacional, lo que nos sitúa como segunda potencia europea tras Francia. Como otras muchas, es una industria tensionada donde están apareciendo nuevos competidores, como constructoras asiáticas con modelos de bajo coste y más proclives al uso masivo de la tecnología. Con beneficios en obra pura por debajo del 5%, la competitividad no puede basarse en reducir márgenes.
Aunque las grandes compañías siguen siendo el motor, el tejido empresarial está compuesto por casi 400.000 empresas (incluyendo autónomos), con menos de cuatro empleados de media. Según BBVA Research, solo el 30% de los trabajadores tiene estudios medios o superiores y apenas un 10% son menores de 30 años, mientras que la edad media de un albañil ronda los 50. Estos factores refuerzan la urgencia de la transformación del sector.
La irrupción de la inteligencia artificial generativa (GenAI), capaz de transformar de raíz estrategias y procesos empresariales, debe alterar estas dinámicas. No soluciona cualquier problema ni siempre es la opción más eficiente, pero ofrece aplicaciones disruptivas como la interacción en lenguaje natural, el análisis de información no estructurada o la orquestación de agentes especializados para elegir la mejor solución en cada subtarea.
Ahora bien, la experiencia demuestra que no basta con simplemente implantar tecnología. En IBM Consulting hemos comprobado que el despliegue de GenAI requiere superar retos considerables. Uno de ellos son las llamadas “alucinaciones”, respuestas incorrectas pero formuladas con rotundidad por parte del modelo, lo que obliga a una supervisión humana proporcional al riesgo de la actividad. Otro desafío es la vertiginosa evolución de los modelos y de sus costes, que obliga a diseñar arquitecturas modulares y flexibles, con agentes específicos fácilmente integrables, reutilizables y sustituibles. Finalmente, y no menos importante, está la gestión del cambio: Sin un acompañamiento firme, los temores de los profesionales pueden frenar cualquier iniciativa, de ahí la necesidad de modelos de gobierno que equilibren agilidad con visión estratégica.
Una adopción aún incipiente
La adopción de IA en el sector de la construcción es todavía muy limitada (inferior al 10% según el Banco de España), solo por delante del agrario. El tamaño reducido de la mayoría de las compañías, el perfil de los trabajadores o el alto peso del trabajo manual son algunas de las causas que explican este ritmo. Y, sin embargo, la oportunidad es tan evidente como necesaria. De su aprovechamiento dependerá en gran medida la capacidad de la industria para afrontar los retos competitivos que ya tiene sobre la mesa.
Existen múltiples ámbitos donde la GenAI puede aportar valor. En los procesos comerciales, por ejemplo, ya es posible disponer de asistentes que realicen análisis comparativos por geografía, clientes o competidores, o agentes que agilicen la preparación de licitaciones, analizando pliegos e información histórica para generar propuestas más rápidas, ajustadas y de mayor calidad. En la ejecución de obra, donde hasta un 70% de los costes se concentra en actividades manuales o materiales muy ajustados en precio, cualquier mejora tiene un impacto directo en la rentabilidad.
Un agente que combine ingente información externa no estructurada con datos de los sistemas de gestión internos (algo hasta hoy difícilmente abarcable para un equipo humano) puede optimizar precios, proveedores y momentos de aprovisionamiento.
El jefe de obra es la figura clave en un proyecto constructivo. Responsable del avance del proyecto, la rentabilidad y la gestión de riesgos, dedica entre un 30% y un 40% de su tiempo a tareas administrativas. La GenAI puede eliminar parte de esa carga gracias a asistentes que registran transacciones o elaboran informes automáticamente. Pero también puede apoyarle en decisiones críticas, como ajustar la planificación a partir de predicciones meteorológicas o calcular la “salud del proyecto” mediante la comparación con históricos, incluso cuando la información previa era no estructurada y difícilmente explotable.
Otra de las áreas de negocio donde la inversión se soporta más fácilmente, al ser más rentable, es la operación de infraestructuras, donde por ejemplo se está utilizando la tecnología para la generación de escenarios simulados con datos sintéticos, que optimizan el funcionamiento de los sistemas inteligentes de transporte, mejorando los costes operativos e incrementando la seguridad vial.
Finalmente, como en el resto de sectores, existe una oportunidad en todas las áreas de back-office, con eficiencias directas, de menor riesgo y despliegue más sencillo. Por ello, en áreas como la del CIO (director de información, chief information officer), del CFO (director financiero, chief financial officer) o del CHRO (director de recursos humanos, chief human resources officer), cada vez se ven más herramientas basadas en GenAI de creación automática de software, asistentes financieros, o agentes para facilitar el trabajo de profesionales.
La visión de IBM Consulting es que existe una clara oportunidad en la aplicación de la GenAI en la industria constructiva, dicho despliegue ha de hacerse con algunas premisas para evitar caer en los resultados del reciente proyecto NANDA del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) “el 95% de las empresas que han implantado la IA en su ecosistema no han mejorado los beneficios”:
- La identificación de los casos de uso se ha de realizar entre el área de tecnología y los profesionales del negocio (nadie mejor que ellos conoce sus necesidades), con un modelo que permita hacer una selección ágil del porfolio de potenciales aplicaciones de la GenAI.
- Por encima de la solución tecnológica, soportando cada caso de uso debe haber un caso de negocio, que se ha de elaborar con máximo detalle además de mantenerlo vivo y actualizado.
- Priorizar aquellas iniciativas que puedan tener impacto en un menor tiempo y/o con un menor riesgo, su éxito será el mejor aliado en la organización para el despliegue.
- Invertir en gestión del cambio en todas las iniciativas que se desplieguen, este principio – que aplica a cualquier empresa y proyecto digital- será todavía más relevante en un sector tradicional como es el de la construcción.
Con este enfoque, el sector de la construcción no solo seguirá siendo ese motor interno, si no que reforzará su posición como referente internacional.
Eduardo Silvestre García, socio ejecutivo, sector industrial, IBM Consulting