La regla de los minimalistas para ordenar casa pequeñas y calmar el cerebro
Como persona bastante enganchada al orden y los cleaninfluencers, he dado por hecho que invertir en cajas contenedoras y organizadores de todo tipo para cajones y armarios es la solución para mantener el orden en casa y encontrarlo todo a la primera (no encontrar las cosas causa estrés, y mucho). De hecho, he gastado bastante en cestas, cajas y separadores de Amazon y MUJI para intentar tenerlo todo ordenado para reducir el ruido visual en casa. Al final, si en lugar de ver las cosas esparcidas están recogidas en una cesta monísima de mimbre, el mensaje inmediato de esa imagen causa cierta paz mental a mi cerebro. Sin embargo, para los minimalistas, esta no es precisamente la solución porque al final, hablando en plata, estás empezando la casa por el tejado. Estás escondiendo todas esas cosas que tienes y que probablemente apenas uses, en lugar de despejar y ‘dejar ir’ todas esas pertenencias que pueden pasar meses o años sin usarse.
Las cajas contenedoras impulsan la acumulación de cosas que no se usan
Es un hecho que invertimos en este tipo de objetos contenedores/organizadores e, incluso, pagamos alquileres de trasteros para seguir almacenando: el negocio del autoalmacenamiento genera 40.000 millones de dólares al año en Estados Unidos y una de cada diez familias estadounidenses gastan hasta 1000 dólares al año en dicho almacenamiento. Sin embargo, como dicen los minimalistas, si se aligerase más espacio al despejar no se necesitaría ese espacio extra ni tampoco tantos contenedores.
Liv Lindgren en su libro Minimalismo defiende que la mayoría de las veces el problema del desorden no es falta de espacio sino que ese espacio existente se llena de cosas que rara vez (o nunca) se usan. “Es mucho más eficaz despejar y eliminar de tu casa las cosas que no utilizarás”, sentencia. Y lo mismo afirman con vehemencia los autores del blog y fenómeno en redes sociales The Minimalists, Joshua Fields Millburn y Ryan Nicodemus: todas esas cajas y contenedores “acaban acogiendo cosas destinadas a morir, son una especie de ataúdes desordenados”. Y claro, con la excusa de guardar ahí cosas que no usamos ‘sólo por si acaso’ se tiende a la acumulación tan contraria al minimalismo y a la calma cerebral. Otros dato que aportan los expertos de este blog: en una casa se acumulan una media de 300.000 objetos y los americanos compran una media de 53 prendas nuevas cada año. Por tanto, la acumulación está servida.
Cómo se ordena (según los minimalistas)
No se trata de descartar por completo estas cajas contenedoras, sino de usarlas después de haber cumplido con los mantras del proceso de orden minimalista: “Los contenedores son el último paso del proceso: planificar, ordenar, sacar todo a la luz, minimizar, ordenar y luego organizar. Si se hace esto no hacen falta contenedores o si hacen falta es teniendo claro que van a guardar lo que realmente se necesita”, apuntan los expertos de The Minimalists. “Si vas a MUJI y compras 40 contenedores ahora tienes 40 contenedores llenos de cosas y tienes que intentar lidiar con lo que tienen de dentro. Si solo estamos tratando de meter todo en cajas no funciona, estás perdiendo tiempo y dinero”, añaden. Solucionar el exceso de cosas guardándolas en contenedores (pero sin desprenderse de lo que apenas se usa y ocupa mucho espacio) no es orden, sino una solución rápida para calmar el cerebro momentáneamente. Cerebro que, por cierto, se estresará al abrir cualquiera de esas cajas y comprobar que la mayoría de las cosas guardadas no son necesarias.
La organización permite ganar tiempo
¿Cuánto tiempo perdemos al día buscando cosas por tener un exceso mal organizado o por tener artículos duplicados? La respuesta es obvia: mucho. Pero los expertos de The Minimalists lo cuantifican a la inversa en uno de sus podcasts: “ Por cada minuto dedicado a la organización se gana una hora de tiempo. No hay organización sin ordenar previamente”, afirman.
Los minimalistas defienden la austeridad material para alcanzar el bienestar emocional: “La falta de espacio libre puede crear tensiones en las relaciones”, afirman. Pero no defienden tener casas más grandes: ”Si tenemos más espacio nos vemos obligados a llenarlo en lugar de abrazar la amplitud”. Por eso creen firmemente en que el minimalismo material nos impulsa a mejorar las relaciones, a ser más generosos, a confiar en los demás y a ser más creativos. Y tiene todo el sentido.