Las transparencias sutiles marcan el look de la reina Letizia en los Premios Princesa de Asturias
A pesar de que la jornada amaneció nubosa en Oviedo, la lluvia decidió dar tregua justo para que este evento pudiera tener lugar con normalidad y que los Reyes pudieran hacer su esperada aparición anual en el Teatro Campoamor de la capital asturiana, también cuna de la monarca. Esta 45ª edición de los Premios Princesa de Asturias volvió a reunir a destacadas personalidades de la ciencia, las letras, el deporte o las artes (entre otras disciplinas) y, como cada año, también se convirtió en una cita marcada por la elegancia.
La reina Letizia reafirmó su predilección por un estilo sobrio, conquistando por quinta vez consecutiva estos galardones con un look todo al negro. Concretamente, escogió un vestido de Sybilla (que ya había lucido en una ocasión anterior), realizado en crepé de seda negro y ajustado en la parte superior por un corsé interior. Lo combinó con una de capa semitransparente de manga corta que recubría todo el diseño y creaba de esta manera una caída ligera y excepcional. El conjunto, de silueta midi, mostraba un efecto fluido cada vez que la soberana caminaba, y lo realzó con unos salones slingback, también oscuros, de Magrit y un bolso de mano abombado a juego con cierre de solapa. En cuanto al resto de los accesorios, la reina optó por la contención medida, por lo que apostó por unos pendientes largos en forma de doble gota de De Grisogono que ponían el acento justo de brillo al estilismo y que llevan en su joyero desde hace casi dos décadas. Tampoco le falto su inseparable anillo de Coreterno.
Quizá el peinado fue uno de los aspectos más sorprendentes. En lugar de optar por su habitual melena suelta y suavemente ondulada, se decantó por una coleta pulida hacia atrás que dejaba el foco en el cuello y los hombros, zona protagonista del vestido gracias a sus transparencias. Además, Letizia Ortiz no dudó en lucir con naturalidad sus mechones canosos, un detalle que volvió a ser celebrado por su autenticidad y seguridad. El maquillaje, por su parte, se centró en realzar la mirada con sombras en tonos tierra, aderezadas con un delineado sutil y un suave toque dorado en el lagrimal para mayor luz.
Aparte de este estilismo, con el que demostró de nuevo el equilibrio entre sobriedad y carácter que marca su estilo, por la mañana escogió también un conjunto oscuro, protagonizado por un binomio no tan clásico entre el azul marino y el negro, para asistir al concierto previo a estos premios, celebrado en el Auditorio Príncipe Felipe.
Chema Clares