La sección de conjuntos de ropa (o total look) me está ayudando a aliviar la fatiga por decisión
Dicen –concretamente un estudio llevado a cabo por Huawei– que tomamos una media de 35.000 decisiones al día y que precisamente a la hora de decidir qué nos ponemos tardamos una media de 17 minutos. En mi caso, persona indecisa por naturaleza que vive casi como un dilema vital elegir qué pedir en un restaurante, qué serie ver en Netflix y hasta qué hacer el fin de semana, hace tiempo que decidí (valga la redundancia) qué elegir qué ponerme cada día no iba a ser de esas situaciones que me restarían energía mental. Empecé asumiendo que no pasa nada por vestir casi igual, y que si el negro y los vestidos largos son mis básicos fetiche, no hay nada de malo por entregarme a ellos sin mesura. Mi bienestar y mi energía lo valen.
También vivo entregada a la sección de conjuntos de ropa de mis tiendas de moda favoritas (tiendas generalmente online porque también prefiero comprar desde casa). Algunas marcas lo llaman conjuntos, otras total look, conjuntos de dos piezas, matching sets, set & suits… La nomenclatura es lo de menos, lo que importa es el concepto: dos o tres prendas que van a juego, que puedes comprar por separado pero que juntas hacen un gran favor a personas como yo que a las que decidir qué ponerse cada día les resta energía de más. Y teniendo en cuenta que, tal y como dice la experta en hábitos Amagoia Eizaguirre, el cerebro consume alrededor del 20% de la energía del organismo y se puede gastar menos energía cuando se realizan acciones que ya se conocen, es decir, repitiendo hábitos, yo ya he convertido en uno ir directa a esa sección cuando quiero comprar. Así, en lugar de perderme en el New in que a otras personas le resulta inspirador y una oportunidad para adquirir nuevas prendas y jugar, yo voy a lo seguro. Porque soy de las que se abruma con tanta opción de prendas que luego no voy a saber incorporar a mi fondo de armario básico/clásico.
Conjuntos de dos piezas para vestir mejor, comprar mejor y vivir mejor
Es evidente que el gusto por esta sección es bastante personal y que habrá personas para las que no sea la mejor opción. Pero si la ropa ocasiona estrés decisional y elegir atuendo suma una mínima dosis de ansiedad, simplificar este tipo de decisiones, tal y como explica la psicóloga Pilar Guerra, puede tener un impacto positivo. “Nuestra capacidad para tomar decisiones está limitada, y cada elección, por pequeña que sea, consume parte de nuestra energía mental. Al tener un estilo de vestir consistente, reducimos la carga de decisiones, liberando espacio y carga mental para tareas más significativas”, afirma. De la misma manera que los uniformes han sido una estrategia de éxito para muchos líderes como Barack Obama –que siempre se decantaba por trajes grises– o Steve Jobs y sus jerséis de cuello alto negros y pantalones vaqueros, chequear esta sección que cada vez más marcas están incorporando a su repertorio puede ser un reducto de paz mental. Además, permite comprar de forma más consciente si te cuesta decidir. Yo he dejado de acumular prendas en el armario que no me pongo porque no sabía cómo combinarlas o cómo integrarlas en mi fondo de armario. Digamos que cada uno tiene que elegir las batallas en las que derrocha energía y yo prefiero que esta no sea una de ellas.
Cuantas más opciones, más estrés para nuestro cerebro
Vivimos en la era de tener múltiples opciones (a veces demasiadas) para todo. Incluso a la hora de elegir cómo divertirnos o relajarnos (los estrenos en los catálogos de las plataformas de streaming son una prueba). Y aunque la posibilidad de poder elegir siempre es positiva, la realidad es que nuestra capacidad para tomar buenas decisiones disminuye a medida que nos cansamos. Ya lo explicaba Elena Neira, profesora de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la Universitat Oberta de Catalunya, al hablar de la paradoja de la elección al seleccionar una serie en Netflix: “El ecosistema bajo demanda ejerce una presión adicional: encontrar algo para ver ya no es una experiencia relajante, es un reto”.
Y ese reto y frustración pueden suceder igual a la hora de vestirse. Puede pasar de ser una oportunidad para divertirse, a un acto que nos agote. “En el caso de tener muchas opciones, la tarea de análisis es mucho más compleja. Es entonces cuando aparece la fatiga de la decisión. Si tenemos demasiadas alternativas, nos cuesta hacer este análisis, hay una carga cognitiva alta y acabamos probando cosas y nos decantamos por algo, pero puede no ser la decisión más efectiva”,, añade Diego Redolar, neurocientífico y profesor de UOC.
Por eso, para elegir mejor y no cansarme en el intento, la sección de conjuntos me está ayudando a simplificar tanto y hacerme la vida más fácil. Es cuestión de prioridades y (paradójicamente) de saber elegir dónde se pone el foco.
