Así ha sido la actuación de Lady Gaga en la inauguración de los Juegos Olímpicos de París
¡Se abre el telón! Es hora de que París presencie un hito histórico: la primera ceremonia de inauguración de unos Juegos Olímpicos que se celebra fuera de un estadio. El país galo lo ha celebrado por todo lo alto y no podían faltar los clásicos. Lady Gaga era la encargada de abrir las actuaciones en directo en el primer segmento de la celebración denominado, La Vie En Rose, en honor al clásico de Édith Piaf, concretamente lo hacía dando voz al clásico francés: Mon truc en plumes –en castellano, mi cosa de plumas–. La icónica canción francesa interpretada por Zizi Jeanmaire, una destacada bailarina, cantante y actriz fue lanzada en 1961 y se convirtió en un éxito gracias a su ritmo pegadizo.
Con la antorcha paseando por los tejados ratatuillescos y las primeras delegaciones haciendo acto de presencia en sus barcos por el río Sena, Lady Gaga se presentaba con un “bonsoir, bienvenue à Paris” –en castellano, buenas tardes, bienvenidos a Paris– en un casi perfecto francés para proceder a su actuación para la que se enfundaba en un estilismo en el que las plumas fueron las máximas protagonistas, como no podía ser de otra manera.
En honor al cabaret y a la tradición popular que a día de hoy se materializa en los espectáculos que acoge el famoso Moulin Rouje, Lady Gaga optaba por un estilismo completamente negro compuesto por un body encorsetado con escote de palabra de honor al que superponía al principio de la actuación un abrigo de plumas y combinaba con unos zapatos de tacón y unas elegantes medias negras. Cómo no podía ser de otra manera, el estilismo lo firmaba la maison francesa Dior.
Poco después de que el puente de Austerlitz se enfundara en los colores de la bandera francesa, la actuación de Lady Gaga dejaba boquiabiertos a los asistentes que apenas hemos conocido las sorpresas de la tarde gracias al increíble secretismo de la organización. ¡Ha llegado el momento de que empiece el evento deportivo más importante del mundo y conozcamos las sorpresas!
Una vez terminada la actuación de la estadounidense, 80 artistas del Moulin Rouje con ropas de color rosa esperaban al portador de la antorcha que caía en tirolina para dar comienzo al siguiente segmento: en honor a los trabajadores que están participando en los procesos de restauración de la catedral de Nôtre Dame y a la tradición obrera. ¡Qué siga la fiesta!
